En el lapso de una semana cuatro delfines encallaron en playas de Yucatán y en los últimos tres años han sido más de 100, pero, contrario a lo que se cree que los delfines son inofensivos, hay que tener mucho cuidado en su manipulación porque las personas que lo hacen pueden resultar lesionados por algún ataque o mordida de los cetáceos, reveló el doctor Raúl Díaz Gamboa, Coordinador del Programa de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos de la UADY.
Dijo que si bien se han documentado 100 varamientos en los últimos tres años podrían ser más y es muy variable la cantidad por año, porque, así como hay años en que se han reportado 20 casos, hay otros que se reporta uno.
Lo que sí se sabe, dijo, es que estos varamientos, en su mayoría, se dan debido a la interacción humana y en estas épocas.
“Porque con los nortes y la veda del mero aumenta el número de redes en la costa y los delfines que pasan se quedan enredados y no pueden salir a tomar aire, se asfixian; a esto se le llama pesquería incidental por enmallamiento”, dijo.
Explicó que los define, a veces, no conocen las mallas y se acercan o también son atraídos por los peces que hay atrapados en las mismas y es cuando ellos quedan atrapados en las redes.
Los delfines que se pueden apreciar en la costa de Yucatán, dijo, son de las especies tonina o bufeo, aunque también pueden llegar algunos de otra especie, así como también se han dado casos de delfines oceánicos, ballenas o manatíes.
En total son cuatro ejemplares los que se vieron varados la última semana en las costas yucatecas, tres de ellos sobrevivieron, pero otro más no lo logró.
Los primeros dos delfines vararon en Telchac Puerto el lunes pasado, se trata de dos hembras adultas de mayor edad y los pobladores las habían intentado liberar varias veces y ya estaban muy cansadas, porque regresaban varias veces en el proceso de reencallamiento.
“Entonces, las trasladamos a unas instalaciones para su cuidado intensivo, observación, se estabilizaron, se les evaluó, les aplicamos suero por sonda, tratamientos gástricos, etc., y se les hizo todo para mayor supervivencia al ser liberadas y por fortuna se liberaron exitosamente en aguas profundas y siguieron su camino en aguas de Dzilam de Bravo”, explicó.
Un día después, el martes, se reportó otro delfín vivo en la Isla de Alacranes, una cría que con ayuda de la Marina fue llevada en una embarcación a mar abierto y fue liberado. Sin embargo, dijo que al ser una cría tiene pocas posibilidades de sobrevivir, a menos que encuentre a su madre o a su grupo, pero en el momento no regresó a la costa.
La misma semana, el que falleció fue detectado en Río Lagartos, dentro de la ría, pero no causó asombro, porque es común ver delfines en esta zona que luego salen, pero en este caso, cuando bajó el nivel del agua, ya no se podía mover.
“Con buena voluntad los pobladores lo tratan de ayudar, lo amarran, lo jalan, y deciden subirlo a una embarcación para llevarlo a la costa, más de 5 kilómetros, una distancia larga, y en el proceso el delfín fallece”, señaló.
El especialista dijo que hay que tener en cuenta que los delfines son animales silvestres, salvajes, y no les gusta el acercamiento con el ser humano, aunque la gente cree lo contrario por películas que han visto, por su fisonomía, pero, generalmente, no les gusta el contacto.
“La lógica popular es regresarlos al mar, pero cuando uno de estos animales está en la costa es porque tiene algún problema y antes de regresarlo hay que evaluarlo, porque la poca energía que le queda la podemos ir acabando y podemos hacer que se estrese más y que en un proceso de reencallamiento se lastime con el oleaje, con las conchas, con las piedras”, expuso.
Por ello, reiteró, no se le debe regresar al mar, lo que se debe hacer es avisar a las autoridades, Policía Municipal, Profepa, Semarnat u otra, para que se avise a la Red Estatal de Varamiento y se pueda actuar de una forma más rápida.
“Son delfines muy grades, de más de 300 kilogramos, con una fuerza impresionante, con de más de cien dientes; hablamos de que un coletazo nos puede atar o fracturar, una mordida nos puede hacer una herida importante; pero, además, son mamíferos y si alguno padece una enfermedad hay riesgo de una transmisión a nosotros por ser mamíferos”.
“Al final, son organismos muy carismáticos que por su misma morfología creemos que están sonriendo, contentos, que quieren el contacto con el humano, producto de las películas, la gente quiere o tocarlos, pero tienen hongos y cuando respiran expulsan flemas, mucosidad y la gente lo respira que es un riesgo alto”, expuso.
David Rico