de actividades eléctricas anormales de las neuronas del cerebro, lo que genera repentinas convulsiones. Este padecimiento se registra, por lo general en menores de 6 meses a 10 años, y es posible que las convulsiones desaparezcan en alguna otra etapa de su vida, aunque no es el caso de todos los pacientes, en ese sentido, es importante solicitar seguimiento de especialistas.
García Solano recomendó que las valoraciones médicas deben solicitarse sobre todo si en los menores se detectan: convulsiones, espasmos en tronco, brazos y cabeza durante un segundo, babeo, movimientos involuntarios del rostro como caída de un lado. También, se puede identificar por episodios de mirada fija, ausencias atípicas, rigidez generalizada y pérdida del tono muscular.
En el caso de la epilepsia infantil, mencionó algunos de los factores desencadenantes que pueden provocarla tales como: malformaciones durante el embarazo, tumores, quistes, hemorragias y malformaciones vasculares cerebrales; aunque también hay casos de malformaciones congénitas o genéticas, así como por infecciones del cerebro tal como meningitis o encefalitis; entre otras.
“Se debe considerar que un oportuno diagnóstico ayuda a evitar mayores complicaciones, además de mantener controlada la enfermedad con las medidas y seguimiento médico pertinente”, agregó la especialista.
Algunas recomendaciones ante casos de epilepsia infantil, pero que no sustituyen la valoración de un especialista son:
- Permanecer junto al menor hasta que concluya la crisis.
- Proteger al menor de cualquier lesión con objetos que lo rodean.
- Girar suavemente al niño hacia un lado para que tenga libres las vías respiratorias.
- No intentar controlar o impedir las convulsiones, ya que pueden lastimar o incluso provocarle una fractura al paciente.
- Llamar inmediatamente a los servicios de Urgencias, si las convulsiones persisten.
- Para evitar situaciones de riesgo cuando los menores están en la escuela es importante informar a los profesores sobre su estado de salud.
- Se recomienda que los menores con este diagnóstico lleven siempre alguna pulsera o distintivo que especifique su diagnóstico, con la finalidad de que los paramédicos que los auxilien sepan qué protocolos de atención deben llevar a cabo.
Cabe señalar que, es fundamental que los padres de familia también lleven a sus hijas e hijos, desde recién nacidos y mínimo una vez al año, a un chequeo médico preventivo con la finalidad de evitar o detectar cualquier padecimiento de manera temprana.