Chichén Itzá, una de las ciudades más icónicas del mundo maya, es un testimonio vivo de la grandeza de esta antigua civilización. Fundada alrededor del año 525 d.C., esta maravilla arqueológica ubicada en el estado de Yucatán, México, sigue cautivando a turistas e investigadores por igual. Su nombre, que significa “Boca del pozo de los Itzáes”, refleja la importancia de los cenotes para la supervivencia de la ciudad.
El corazón de Chichén Itzá es la pirámide de Kukulkán, también conocida como “El Castillo”, una estructura que combina un profundo simbolismo religioso con una arquitectura matemática impecable. Durante los equinoccios de primavera y otoño, la luz del sol crea un efecto que simula el descenso de una serpiente por las escaleras de la pirámide, un tributo a la deidad Kukulkán.
Nombre enigmático: “Chichén Itzá” significa “Boca del pozo de los Itzáes”, refiriéndose a los cenotes que abastecían a la ciudad.
Un observatorio astronómico: El “Caracol” era usado por los mayas para estudiar las estrellas y predecir fenómenos celestes.
Sonido enigmático: Si aplaudes frente a la pirámide de Kukulkán, el eco imita el canto de un quetzal, un ave sagrada.
Relaciones comerciales: Fue un centro de comercio clave entre culturas mesoamericanas, intercambiando bienes como jade y obsidiana.
Matemática y astronomía: El Castillo tiene 365 escalones, uno por cada día del año.
Juego de pelota: Su cancha de juego de pelota es la más grande de Mesoamérica, y los relieves narran sacrificios humanos.
Cenote Sagrado: Este pozo natural era usado para sacrificios y rituales religiosos, arrojando ofrendas y personas al agua.
Diversidad cultural: Su arquitectura muestra influencias tanto mayas como toltecas, debido a la conquista de los itzáes.
Impacto del abandono: Fue abandonada mucho antes de la llegada de los españoles, por razones aún desconocidas.
Reconocimientos modernos: En 2007 fue nombrada una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo por su importancia histórica y cultural.
