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Labná: la “casa vieja” de los mayas en Yucatán

La zona arqueológica de Labná, situada en el estado de Yucatán, es una joya poco conocida del mundo maya, pero que representa una riqueza arquitectónica y cultural inigualable. Su nombre, que significa “casa vieja” en maya yucateco, evoca el legado de una civilización que alcanzó un notable esplendor en esta región del Puuc, un área caracterizada por sus colinas bajas y arquitectura distintiva.

Historia y contexto de Labná

Labná fue un importante asentamiento maya que alcanzó su apogeo entre los años 750 y 1000 d.C., durante el periodo Clásico Tardío. Aunque su fundación pudo haber ocurrido siglos antes, los vestigios más destacados pertenecen a esta época, cuando la región del Puuc floreció cultural y políticamente.

El sitio formó parte de una red de ciudades del estilo Puuc, entre las que se encuentran Uxmal, Kabah y Sayil. Estas ciudades estaban conectadas por una intrincada red de sacbés (caminos blancos) que facilitaban el comercio, el intercambio cultural y la movilidad de las élites y las mercancías. Labná era un centro administrativo y religioso que reflejaba la organización sociopolítica de la región.

Arquitectura y características distintivas

El estilo arquitectónico de Labná es un ejemplo magnífico del arte Puuc, caracterizado por fachadas ricamente decoradas, mampostería fina y el uso de elementos como mascarones de Chaac, el dios de la lluvia, cuya veneración era esencial en esta región semiárida.

Uno de los elementos más icónicos de la zona es el Arco de Labná, una estructura ceremonial que marca el inicio de un sacbé. Este arco, decorado con patrones geométricos y figuras humanas, no era solo un elemento arquitectónico, sino también un símbolo de poder y transición hacia áreas sagradas o residenciales.

El Palacio es otra estructura destacada, con 67 habitaciones distribuidas en una plataforma elevada. Esta edificación probablemente sirvió como residencia de la élite gobernante y demuestra la habilidad de los mayas para construir complejos arquitectónicos funcionales y estéticamente impresionantes.

El Mirador, otra estructura importante, parece haber tenido una función simbólica y de observación. Desde aquí se podía observar el paisaje circundante, lo que reforzaba el vínculo espiritual y práctico con el entorno natural.

Función y vida cotidiana en Labná

Labná era una ciudad multifuncional que combinaba actividades administrativas, religiosas y domésticas. Las ceremonias religiosas, centradas en la veneración de Chaac y otros dioses, eran fundamentales para garantizar la fertilidad de las tierras y el acceso al agua, un recurso escaso en la región.

Los habitantes, desde la élite hasta los agricultores y artesanos, vivían en una sociedad jerarquizada que dependía de la agricultura intensiva, especialmente del cultivo de maíz, frijol y calabaza. La organización comunitaria estaba estrechamente ligada al control del agua mediante chultunes, cisternas subterráneas para recolectar lluvia.

Decadencia y abandono

Como muchas otras ciudades del Puuc, Labná comenzó a declinar hacia el siglo XI, posiblemente debido a cambios climáticos, tensiones políticas internas y el colapso del comercio a larga distancia. Eventualmente, fue abandonada, aunque siguió siendo un sitio de peregrinación y referencia cultural para las comunidades locales.

Labná hoy: patrimonio y turismo

Hoy en día, Labná es un sitio arqueológico abierto al público que forma parte de la Ruta Puuc, una ruta turística que conecta varios de los principales asentamientos mayas de esta región. Aunque es menos conocido que Uxmal, su atmósfera tranquila y su impresionante arquitectura lo convierten en una parada obligada para quienes desean profundizar en la historia maya.

Los visitantes pueden recorrer el sitio, aprender sobre su historia y maravillarse con la habilidad artística de los antiguos mayas. Además, su integración en el paisaje natural yucateco proporciona una experiencia inolvidable que conecta el pasado con el presente.

Labná no es solo un sitio arqueológico; es un recordatorio del ingenio, la espiritualidad y la resiliencia del pueblo maya. Visitarlo es adentrarse en las raíces de una civilización que sigue viva en las tradiciones y cultura de Yucatán.

René Herrera

Con formación en Relaciones Internacionales por la UQROO Campus Chetumal, combino mi interés por los temas globales y virales con la creación de contenido dinámico. Apasionado por la música, las series y el entretenimiento.

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