En un acto de fe y devoción, cientos de yucatecos arribaron al santuario a la Virgen de Guadalupe en la iglesia de San Cristóbal, Mérida, muchos de ellos con cientos de kilómetros recorridos, sin importar sus pies casi descalzos y con ampollas, pero siempre con un semblante lleno de orgullo de haber cumplido su manta un año más.
Para llegar hasta el 12 de diciembre en algún santuario a la Guadalupana, la preparación de los peregrinos empieza desde semanas antes. Recorrer a pie o en bicicleta desde su hogar hasta el lugar de destino requiere de entrenamiento físico y mental donde el cansancio se vuelve nulo.
Desde hace una semana las calles de Mérida se empezaron a llenar de estas peregrinaciones y en las carreteras se podían observar las escoltas de personas que iban camino al santuario destacados por las sirenas, las luces y las grandes piezas que cargaban.
En algunos albergues, parroquias, iglesias y espacios religiosos abrieron sus puertas durante todos estos días para todos aquellos que quisieran pasar la noche, dejar sus pertenencias o simplemente descansar un momento.
Una noche antes, al día principal, la iglesia de San Cristóbal permaneció abarrotada con peregrinación tras peregrinación que se unieron a las misas que se ofrecieron, para después ser partícipes de la serenata a la media noche.