
La Danza de las Máscaras, originaria de Dzitnup, es una tradición maya que se celebra en la Nochebuena, a la medianoche del 24 de diciembre. Se trata de un performance de Abraham e Isaac, en la que los habitantes se reúnen para proteger al Niño Dios del Diablo. Ahora, esta tradición presenta un riesgo de cambios “bruscos” por explotación turística.
Jorge Gómez Guzmán, antropólogo e investigador de este performance desde hace 24 años, relató que este ritual no sólo refleja un proceso religioso, sino que transmite un mensaje más profundo: la cosmovisión maya ancestral.
Aunque el proceso es largo, Gómez Guzmán relató que, en esta danza, los participantes visten máscaras de madera y bastones para luchar contra el Diablo y defender al Niño Dios, que se encuentra escondido en un pesebre. Se trata de una tradición que es resultado del sincretismo religioso de las culturas maya y cristiana.
Abundó que la coreografía de la danza es vigorosa y está acompañada de música, generalmente interpretada con instrumentos como el tambor, las maracas y la flauta, que crean un ambiente de ritmo contagioso, de hecho, destacó que tienen una reliquia ancestral que usan los niños: el silbato de pájaro que son unas sonajas hechas de tapas de refresco.
Con el paso del tiempo, Gómez Guzmán señaló que la danza original sufrió cambios debido a su expansión, pero que corre un mayor riesgo debido a la explotación con enfoque turístico que pudiera contar solo lo más atractivo para el visitante dejando de lado aspectos importantes ancestrales.