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El equinoccio en Chichén Itzá: el descenso de Kukulkán.

Cada año, durante los equinoccios de primavera y otoño, Chichén Itzá, una de las ciudades mayas más emblemáticas, se convierte en el escenario de un fenómeno arqueoastronómico fascinante: el descenso de Kukulkán. Este evento ocurre en la Pirámide de Kukulkán, también conocida como El Castillo, donde la luz solar y la arquitectura se unen para dar vida a una serpiente de luz y sombra que parece descender por las escaleras del templo.

El fenómeno es posible gracias a la precisión matemática y astronómica de los antiguos mayas, quienes diseñaron la pirámide para alinearse con los movimientos del Sol. Al atardecer, la luz crea triángulos de sombra que se proyectan sobre la balaustrada norte de la pirámide, simulando el cuerpo de una serpiente que se conecta con la cabeza tallada de Kukulkán al pie de la escalinata. Este espectáculo simboliza el regreso de la deidad serpiente emplumada a la tierra.

Miles de visitantes de todo el mundo se congregan en Chichén Itzá para presenciar este evento único, considerado una manifestación del conocimiento astronómico y espiritual de los mayas. La experiencia no solo asombra por su belleza visual, sino también por su profundo significado cultural, que representa la conexión entre el cielo, la tierra y los ciclos naturales.

El descenso de Kukulkán es más que un espectáculo; es un recordatorio del ingenio y la espiritualidad de una civilización que dejó un legado eterno. Este fenómeno sigue siendo una fuente de admiración y aprendizaje, invitando a quienes lo presencian a reflexionar sobre la relación entre la humanidad y el cosmos.

Andrik Joel Tuz Tun

Lic. Ciencias de la Comunicación Egresado del Centro Universitario de Valladolid

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