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Canek y Sac-Nicté: el amor prohibido que desafió a los dioses mayas

La tristeza de un amor prohibido en la antigua civilización maya

La historia de amor entre Canek y Sac-Nicté, narrada por el poeta mexicano Antonio Mediz Bolio, revela un conflicto épico entre los estados mayas de Uxmal, Chichén Itzá y Mayapán, con consecuencias devastadoras para la antigua ciudad de Chichén Itzá.

La leyenda de Chichén Itzá y la princesa Sac-Nicté, inmortalizada por el poeta e historiador mexicano Antonio Mediz Bolio en su libro La Tierra del Faisán y del Venado (1922), narra un apasionado, pero trágico romance que marcó la historia de los antiguos estados mayas de Uxmal, Chichén Itzá y Mayapán.

Sac-Nicté, cuyo nombre significa “Flor Blanca”, era originaria de Mayapán, una de las tres grandes ciudades mayas que coexistían en armonía: Mayab, Uxmal y Chichén Itzá. En contraste, Canek, cuyo nombre significa “Serpiente Negra”, era un príncipe valiente y tenaz de Chichén Itzá. A la edad de 21 años, Canek ascendió al trono de Chichén Itzá y fue entonces cuando conoció a Sac-Nicté, quien contaba con apenas 15 años. A pesar de la atracción instantánea entre ellos, la princesa estaba comprometida con Ulil, el príncipe heredero de Uxmal.

El tiempo pasó y, en el día de la boda de Sac-Nicté, Canek recibió una advertencia de un pequeño consejero que le dijo que la joven lo esperaría entre flores verdes y que debía luchar por ella antes de que el destino interfiriera. Durante la celebración de la boda, mientras los invitados disfrutaban y danzaban, Canek irrumpió en la ceremonia con sesenta de sus guerreros principales. Al llegar al altar, donde el incienso se quemaba y los sacerdotes entonaban cánticos, Canek, marcando el símbolo Itzá sobre su pecho, clamó: “¡Itzalán! ¡Itzalán!”, y se llevó a la princesa ante los ojos atónitos de los presentes.

La ira de Ulil desató un conflicto feroz: las fuerzas de Mayapán y Uxmal se enfrentaron contra Chichén Itzá. A pesar del final del reinado de Mayapán, los Itzá abandonaron sus hogares y templos en Chichén Itzá, dejando la ciudad en ruinas y en un lamento profundo. El rey Canek y Sac-Nicté marcharon juntos, liderando a los exiliados por los senderos de su tierra natal.

Aunque los Itzá sobrevivieron al conflicto, la victoria de los ejércitos de Uxmal y Mayapán dejó los palacios y templos de Chichén Itzá vacíos y desolados. La ciudad, antes vibrante y llena de vida, quedó silenciosa y muerta, una víctima del amor prohibido que desafió los designios de los dioses mayas.

René Herrera

Con formación en Relaciones Internacionales por la UQROO Campus Chetumal, combino mi interés por los temas globales y virales con la creación de contenido dinámico. Apasionado por la música, las series y el entretenimiento.

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