
El 1 de febrero se celebra el Día Nacional del Ajolote (Ambystoma mexicanum), un anfibio endémico de México que ha influido profundamente en la cultura desde tiempos ancestrales.
Esta especie es conocida por su capacidad para regenerar partes de su cuerpo; sin embargo, debido a la contaminación de sus hábitats naturales y la introducción de especies invasoras, este anfibio se encuentra en peligro de extinción.
Para quienes buscan cuidar a un ajolote en cautiverio, es importante ofrecerle un acuario de 40 a 60 litros con agua filtrada, temperaturas entre 16°C y 18°C y un pH de entre 6.5 y 7.5. El sustrato debe ser suave, evitando materiales que puedan dañar su piel sensible.
Los ajolotes son carnívoros y deben ser alimentados con lombrices, pequeños peces o camarones. Los adultos pueden ser alimentados cada dos o tres días, mientras que los jóvenes requieren una dieta diaria. También es esencial proporcionarles calcio y otros suplementos para asegurar su desarrollo saludable.
Los ajolotes son animales solitarios y no requieren mucha estimulación en su entorno. Su dieta y el ambiente son muy importantes para su regeneración.
Para aquellos que deciden mantener ajolotes en sus hogares, es crucial hacerlo de manera responsable y legal, asegurándose de que provengan de fuentes certificadas, ya que la protección de esta especie es vital para evitar su extinción.