
El calor de Yucatán propicia que los foráneos, sobre todo los extranjeros, tengan que acostumbrarse a usar hamacas, por ser más frescas y cómodas que pese a la modernidad y gentrificación, siguen teniendo gran demanda en Mérida.
Marco Antonio Salazar, comerciante con 63 años de experiencia en la venta de hamacas, destaca que muchas personas que llegan a Mérida buscan adquirir este artículo para adaptarse a las altas temperaturas.
“Los extranjeros son quienes más compran hamacas en Mérida, ya que necesitan adaptarse al clima tropical”, comenta Salazar.
Inicialmente, él y su equipo fabricaban hamacas con mano de obra local, pero ahora reciben productos de municipios con gran tradición en su elaboración, como Chumayel y Teabo.
El precio de las hamacas varía según el material. Las de hilo crochet (alta calidad y mayor durabilidad) cuestan alrededor de 3,000 pesos; las estándar en diferentes tamaños tienen un valor de entre 500 y 1,500 pesos.
Su tienda, llamada “El Aguacate”, mantiene viva la historia y tradición de Mérida. Su nombre proviene de los antiguos nombres de las calles de la ciudad, reflejando parte del crecimiento y evolución de la capital yucateca.