
En el corazón de Yucatán se encuentra Izamal, un pueblo mágico que deslumbra a sus visitantes con su característico color amarillo. Sus calles empedradas, plazas coloniales y edificios históricos están cubiertos de esta vibrante tonalidad, lo que le ha valido el nombre de “Pueblo Amarillo”. Esta peculiaridad no solo lo hace único en México, sino que también le otorga una atmósfera cálida y acogedora.
Se dice que el color amarillo fue elegido en honor a la visita del Papa Juan Pablo II en 1993, como símbolo de bienvenida y devoción, ya que el amarillo es uno de los colores del Vaticano. Sin embargo, otros creen que el tono hace referencia a la fuerte influencia maya, pues en la cosmovisión de esta cultura, el amarillo representa el maíz, base de su alimentación y vida. Cualquiera que sea el motivo, el resultado es un espectáculo visual que encanta a todo aquel que recorre sus calles.
Más allá de su belleza arquitectónica, Izamal es un lugar donde la historia y la cultura se entrelazan. Aquí se pueden visitar vestigios mayas como la pirámide de Kinich Kakmó, así como el imponente Convento de San Antonio de Padua, una joya colonial con uno de los atrios más grandes de América Latina. Cada rincón del pueblo está lleno de encanto, artesanías y gastronomía tradicional yucateca.
Izamal es un destino que parece sacado de un cuento, donde el pasado prehispánico y la herencia colonial conviven en perfecta armonía. Ya sea para admirar su colorido, descubrir su historia o simplemente perderse entre sus calles doradas, este “Pueblo Amarillo” sigue cautivando a quienes buscan una experiencia única en Yucatán.