Mofongo: Leyenda africana que conquistó el sabor de Puerto Rico
Desde los restaurantes más finos en San Juan hasta los chinchorros en las montañas, el mofongo une a los puertorriqueños en torno a una receta que se transmite de generación en generación.

Hablar de Puerto Rico es hablar de mofongo. Este icónico platillo, crujiente por fuera y suave por dentro, es mucho más que una simple mezcla de plátanos y ajo: es historia, herencia y orgullo. Su origen se remonta a la influencia africana en el Caribe, cuando los esclavos traídos al Nuevo Mundo adaptaron técnicas culinarias ancestrales a los ingredientes disponibles en la isla. Así nació una joya gastronómica que hoy se considera el alma de la cocina puertorriqueña.

El mofongo se elabora principalmente con plátano verde frito y luego majado con ajo, chicharrón y aceite de oliva, usando un pilón de madera que conserva su esencia tradicional. Con el tiempo, el plato ha evolucionado, incluyendo variantes con yuca o pana, y rellenos de camarones, pollo, carne frita o mariscos, que lo convierten en una experiencia completa al paladar.
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Su importancia va más allá de lo culinario: el mofongo es un símbolo de resistencia cultural. Representa la fusión entre África, España y Taíno, las tres raíces de la identidad puertorriqueña. Es la prueba viviente de que la comida también cuenta historias, guarda memoria y da sentido de pertenencia.
Desde los restaurantes más finos en San Juan hasta los chinchorros en las montañas, el mofongo une a los puertorriqueños en torno a una receta que se transmite de generación en generación. Cada bocado lleva consigo siglos de mestizaje, lucha y sabor auténtico.

En una época donde la comida rápida domina, el mofongo se mantiene firme, orgulloso y vigente. No solo por su sabor explosivo, sino por ser un emblema de lo que significa ser boricua: fuerza, sabor y tradición.