Opinión

La importancia del Mundial

Aguas Internacionales/Por: José Miguel Martínez.

El pasado viernes 5 de diciembre, se celebró en el Kennedy Center, ubicado en Washington D.C., el sorteo de los grupos para la Copa Mundial de la FIFA 2026. Para Estados Unidos, el sorteo, fue principalmente una oportunidad para que Trump demostrara el poder de la nación que preside. Sobre todo, considerando que fue él quien, en esta primera edición, recibió el premio “Paz FIFA” por sus “esfuerzos” para acabar con el conflicto en la Franja de Gaza.

En lo personal, me parece ridículo, y hasta insultante, que le galardonen a una figura como Donald Trump, quien tan solo días antes desató redadas contra la población migrante presente en los partidos de la Copa del Mundo. Esto sin contar que lleva más de un mes asediando Venezuela y Colombia. Este es, sin reservas, el ejemplo más cercano que tenemos de proyección de poder e hipocresía a través de instituciones del deporte.

Aunque no lo aparenten, las sedes de la copa del mundo son sumamente importantes, porque no solo dejan una derrama económica importante, sino que sirven para poner a su país bajo el reflector del mundo, al menos por unos días.

Asimismo, ser anfitrión de este tipo de eventos masivos puede ayudar a cambiar la percepción que se tiene de este país a nivel internacional. Un ejemplo de ello es el caso de Rusia, que durante la Copa del Mundo 2018 presentó al mundo una Rusia moderna, incluyente y abierta a occidente, una Rusia que ya no tenía nada que ver con la Unión Soviética.

Otro ejemplo fue el de Mundial de Sudáfrica en 2010, donde se vio un país africano moderno y mezclado con las tradiciones y cultura del continente, capaz de albergar un Mundial y a todas las personas que quisieran asistir. Como pueden ver, esta es una manera perfecta de proyectar poder blando, entendido como la capacidad de influir en otros países usando la prestación a través de la cultura. Se trata de una gran manera de posicionarse en el panorama internacional sin la necesidad de desplegar fuerzas militares o acciones económicas.

Por su parte, la FIFA se ha visto envuelta en escándalos por corrupción alrededor de la designación de sedes. Como puede observarse, contar con el privilegio de ser anfitrión es de suma importancia para los países, pues organizar un Mundial de Fútbol en su territorio abre la puerta a infinitas oportunidades y ventajas. Por ello, cada vez es más común presenciar que no solo un país se postula, sino que bloques enteros acuden a hacerlo. En este caso, por ejemplo, México, Estados Unidos y Canadá.

Otra de las maneras de proyectar poder es que la Selección Nacional avance dentro de la copa, pues ayuda a la unidad nacional. Esto es más que evidente cuando México juega. No hay nadie en la calle, todo el mundo está viendo el partido y, cuando se gana un partido, el orgullo nacional sale a flote. Solo con recordar que le ganamos a Alemania, se nos pone la piel chinita.

Por último, un Mundial también sirve para que se vea a nivel global qué tan buena es la situación al interior de los países. Si bien es bueno que se hable de tu país en un Mundial, aunque sea una vez, es aún mejor que se haga de manera constante a lo largo de la competición. Las personas alrededor del mundo comienzan a averiguar sobre el país en cuestión y esto, a su vez, genera poder suave; es decir, intervención o influencia sin coerción.

En conclusión, el Mundial no solo es una competición deportiva, sino una de las mejores maneras de proyectar poder y difundir la cultura de tu país, no solo al ser país sede, pues basta con ser participante. ¿Quiénes serán los países con el mejor despliegue de poder suave este 2026?

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