Mérida

Aprenden oficios para sobrevivir

No sólo amas de casa sino las propios cabezas de familia en numerosos hogares han optado por el aprendizaje de oficios como una opción para obtener ingresos que les permitan sostener a su familia de alguna u otra manera, lamentablemente en su mayoría, incluso sólo sobrevivir ante la carestía de la vida.
Salones de belleza improvisados, cocinas económicas por el buen sazón de las señoras, elaboración de piñatas, lavanderías y reparación de calzado, son algunos de los negocios casi siempre en las propias viviendas para evitar la fuga de recursos en las rentas de locales.
Incluso las mujeres aprenden la elaboración de piñatas, repostería en creaciones artísticas de pasteles o postres que ofrecen en redes sociales para tener un sustento para los gastos familiares o de sus hijos en edades escolares.
En el Centro Histórico se observan estilistas en viviendas con letreros apenas legibles, además de cocinas económicas en otros suburbios como Chuburná y Juan B. Sosa, y en la comisaría de Xcumpich, también hay negocios ofertados, incluso sastrerías, papelerías y misceláneas.
Otros compran artículos en mayoreo para revender como una forma de autoemplearse, ante la falta de oportunidades y no precisamente por la carencia de plazas laborales, sino que por carecer de estudios profesionales o al menos de bachillerato o preparatoria les es imposible poder postularse para una vacante que les permita una remuneración segura cada 15 días, sobre todo si representa un salario competitivo o acorde a los aumentos inflacionarios.

Evelio Segovia

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