La meliponicultura negocio o amor a la naturaleza

La meliponicultura es una actividad que en los últimos años ha tenido un auge importante en el estado, sin embargo muchas personas, que esperan encontrar en ella negocio rápido y lucrativo, la abandonan porque no es rentable, señaló la coordinadora de la Escuela de Agroecología Un Neek ‘ Lu’ um, Cecilia Uh Jiménez.
Explicó que la cosecha de miel con meliponas, más que un negocio, es una manera de relacionarse con la naturaleza, por ese motivo, está en contra de que siempre se hable de comercialización y explotación en torno a las abejas yucatecas.
Para la comunidad meliponicutora, esta práctica representa el amor al mundo natural y a través de ella, se fomenta el cuidado de las plantas, que es el alimento de las abejas, así como la relación entre ambas; de esa manera, el ecosistema se mantiene en armonía, afirmó.
La experta, dijo que el proceso de la melipona es muy lento y requiere de mucho tiempo que se puedan dividir sus colmenas y tener varias; además se debe reunir las condiciones adecuadas para su sostenimiento y que, posteriormente, puedan producir miel.
Dijo que partir de la difusión que le dio el gobierno a la meliponicultura, mucha gente se ha interesó porque la veían, principalmente, como negocio; pero no es un trabajo fácil, porque las colmenas son escasas y difíciles de adquirir; es necesario encontrar algún meliponicultor que esté dispuesto a venderlas para poder iniciar en este práctica.
La también académica, recordó que la mayoría de personas que realizan está actividad son mujeres, esto se debe a que las abejas requieren de un cuidado especial y que se les dedique mucho tiempo, lo cual muchos hombres no lo pueden invertir por motivos laborales, “Las meliponas son como parte de la familia y para nosotros son sagradas”, apuntó.
Explicó también que, a diferencia de lo que se cree, la meliponiciltura no deja mucho dinero y es por eso muchos emprendimientos migran a la apicultura; y pese a que en los pueblos hay mucha floración para que estas abejas se alimenten, tan solo se puede cosechar alrededor de un litro de miel por año, mientras que en la apicultura se producen más de 20 litros anuales.
Uh Jiménez, detalló que ante esta falta de rentabilidad, muchas personas sobreexplotan sus colmenas y en el corto plazo las pierden, debido a que se debilitan o adquieren plagas.
Asimismo, reconoció que muchas de las personas que llegan a los talleres que brindan en la Escuela de Agroecología Un Neek ‘ Lu’ um, proceden de Mérida y pretenden llevar a cabo la cosecha de mil en la ciudad, pero no es viable, porque no existe la cantidad de floración que las abejas requieren; esa es la razón de que muchos emprendimientos en este segmento se extingan, finalizó.