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Alberto, niño yucateco, se convierte en mini operador del sistema Va y Ven

Con solo 8 años, el pequeño Beto cumplió su meta de convertirse en operador por un día del transporte público de Yucatán, recibiendo un gafete oficial y el reconocimiento de autoridades y operadores.

Lo que para muchos es solo un medio de transporte, para Alberto es una inspiración. Con apenas 8 años, este pequeño soñador yucateco logró cumplir su mayor deseo: convertirse en operador del Sistema de Transporte Va y Ven por un día.

La historia de Alberto, quien desde muy pequeño mostró una pasión inusual por los autobuses del sistema Va y Ven, llegó hasta la Agencia de Transporte de Yucatán (ATY), donde su entusiasmo fue premiado con una experiencia única.

El titular de la ATY, Jacinto Sosa Novelo, recibió a Beto y a su mamá, Patricia Baas, en el Instituto de Capacitación y Certificación de Operadores del Transporte Público. Ahí, el niño vivió un recorrido especial por las instalaciones, probó los simuladores de realidad virtual y conoció por dentro las unidades Yutong híbridas, las cuales operan actualmente en Mérida, Valladolid y Tizimín.

Durante su visita, Beto expresó su emoción: “Cuando vi los Va y Ven esa fue mi meta: convertirme en un operador porque me llamó la atención cómo funcionan. Lo que más me gusta es poder transportar a las y los usuarios, y realizar viajes todo el día”.

Como parte del homenaje, recibió un gafete oficial que lo nombró como el primer mini operador del sistema. “Gracias por compartirnos tus metas y sueños, Beto. Aquí tienes tu casa y estamos seguros de que en unos años más te tendremos por aquí de vuelta”, le dijo Sosa Novelo.

La historia de Alberto se volvió viral en redes sociales, destacando su impresionante conocimiento sobre el sistema Va y Ven: conoce las fechas clave, las rutas y hasta los modelos de autobuses en operación.

Durante su recorrido, fue recibido con aplausos por los operadores en capacitación, uno de los cuales le mostró cómo funcionan las unidades híbridas y los racks para bicicletas.

El caso de Alberto es más que una anécdota entrañable: es un recordatorio del poder de los sueños infantiles y de cómo el transporte público puede convertirse en símbolo de inspiración para una nueva generación.

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