Chichén Itzá favorito para rituales y carga de energía
Durante los equinoccios de primavera y otoño, miles de personas se reúnen para presenciar el fenómeno de luz y sombra en la pirámide de Kukulkán.

Chichén Itzá, una de las nuevas siete maravillas del mundo, no solo atrae a turistas por su arquitectura majestuosa, sino también por la carga energética y espiritual que muchos visitantes aseguran sentir. Este sitio sagrado de la cultura maya se ha convertido en un punto de encuentro para quienes buscan conectarse con energías ancestrales y practicar rituales personales o grupales.
Durante los equinoccios de primavera y otoño, miles de personas se reúnen para presenciar el fenómeno de luz y sombra en la pirámide de Kukulkán. Para muchos, este momento simboliza renovación y equilibrio, lo que ha motivado prácticas como meditaciones masivas, limpias energéticas y agradecimientos al sol y la tierra. Estas actividades, aunque no forman parte del circuito turístico oficial, se han vuelto comunes en estas fechas.
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Algunos turistas realizan rituales personales más discretos, como tocar el suelo con las manos para “recibir energía”, llevar cristales para cargarlos o caminar descalzos cerca de la pirámide. Otros buscan guías espirituales que ofrecen ceremonias mayas simbólicas, enfocadas en la conexión con la naturaleza y el despertar interior.
Si bien las autoridades del sitio arqueológico limitan ciertos tipos de actividades para preservar el patrimonio, la carga simbólica de Chichén Itzá continúa inspirando a quienes la visitan. Para muchos, más que un recorrido cultural, es una experiencia energética profunda.