Cinco pueblos mágicos cerca de Mérida para una escapada express
A menos de tres horas de la capital yucateca, estos destinos combinan historia, naturaleza y gastronomía sin necesidad de planear demasiado.

Por Daniel Santiago.
Para quienes viven en Mérida y sienten de pronto el impulso de salir de la rutina sin tener que organizar un viaje complicado, los pueblos mágicos del estado se han vuelto una opción ideal.
A pocas horas de distancia algunos a tan solo 60 minutos, permiten reconectar con lo tradicional, probar buena comida, admirar arquitectura histórica y en muchos casos, sumergirse en paisajes naturales que aún conservan su encanto.
Uno de los más visitados es Izamal, la famosa ciudad amarilla, que ofrece un recorrido cultural en cada esquina. Sus fachadas coloniales, el convento de San Antonio de Padua y la posibilidad de recorrer sus calles en calesa la hacen perfecta para un viaje de un solo día.
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No muy lejos de allí, Maní ha ganado notoriedad no solo por su pasado colonial y la belleza de su templo, sino también por su tradición gastronómica, reconocida incluso a nivel nacional. Comer en su mercado es una experiencia que mezcla lo casero con lo ancestral.
Para quienes tienen más tiempo, Valladolid sigue siendo una joya. Con sus calles empedradas, cenotes en el centro y su creciente número de hoteles boutique, este pueblo mágico es ideal para una escapada romántica o una inmersión cultural más completa.
También destaca Sisal, al poniente del estado, donde la historia portuaria se mezcla con el turismo de bajo impacto: playas tranquilas, paseos en lancha y atardeceres memorables.
Más discreto pero igualmente encantador, San Felipe, en la costa oriente, ofrece un respiro total del bullicio urbano.
Sus casas de colores, el olor a mar y la calidez de su gente hacen de este pueblo un refugio perfecto para quienes buscan algo menos turístico, pero lleno de esencia yucateca.







