Opinión

Contra la trata de menores, no hay espacio para el silencio

La fuerza de la transformación - Por Jorge Sanén

Hay temas que duelen. Hay otros que indignan. Pero hay uno que, además, exige acción inmediata: la trata de niñas, niños y adolescentes.

En Quintana Roo no somos ajenos a esta realidad. Por eso, el Foro Internacional contra la Trata de Menores, encabezado por la gobernadora Mara Lezama, representa mucho más que un evento: es un posicionamiento firme y valiente ante uno de los crímenes más crueles y silenciosos de nuestro tiempo.

La trata infantil no es un problema lejano. Sucede aquí, en nuestras ciudades, en nuestras comunidades, muchas veces invisibilizada por miedo, ignorancia o complicidad. Y mientras eso ocurre, miles de infancias son robadas, explotadas y marcadas para siempre.

El mensaje que la gobernadora ha enviado es claro: en Quintana Roo, este delito no será tolerado. La protección de la niñez es prioridad y el Estado debe actuar con firmeza, sensibilidad y coordinación total entre instituciones.

Este foro no solo expone cifras, también convoca a la acción. Escuchar a expertos, sobrevivientes y organizaciones que trabajan en campo nos obliga a repensar lo que estamos haciendo, lo que nos falta, y lo que debemos transformar. Porque combatir la trata no es solo atrapar criminales: es prevenir, educar, visibilizar y proteger.

Desde el Congreso del Estado, como representantes populares, debemos respaldar estas acciones con leyes claras, presupuestos específicos y vigilancia permanente. Porque no se trata solo de discursos, se trata de voluntad política traducida en resultados reales.

La infancia no puede esperar. Y tampoco puede seguir siendo una cifra más en los informes. Cada niña y cada niño merece crecer libre, amado, protegido. Y cuando el Estado no garantiza eso, está fallando.

Celebro que Quintana Roo sea hoy sede de una conversación tan urgente como profunda. Y reconozco en la gobernadora Mara Lezama a una mujer que no evade los temas difíciles, sino que los enfrenta con determinación.

Contra la trata, no hay lugar para la indiferencia. Y mucho menos, para el silencio.

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