Descubre las playas secretas de Yucatán

Daniel Santiago

En plena temporada vacacional, la costa yucateca se convierte en un refugio para quienes buscan escapar del turismo masivo. Playas semi vírgenes, de arena blanca y aguas cristalinas, conservan su esencia natural y ofrecen un ambiente de serenidad alejado de las multitudes.

Ubicado en Sinanché, San Crisanto es un paraíso de baja concurrencia donde destacan sus recorridos ecoturísticos en canoa a través de manglares, organizados por cooperativas locales. La aventura culmina en un refrescante ojo de agua dulce, ideal para nadar en medio de la naturaleza.

A solo 45 minutos de Mérida, esta playa mantiene su encanto discreto, con familias locales y visitantes disfrutando del mar en completa calma. Los restaurantes familiares ofrecen mariscos frescos a precios accesibles, en un ambiente auténtico y relajado.

Estas comunidades pesqueras son ideales para quienes buscan desconexión. En Dzilam, los lancheros locales guían a los visitantes hacia joyas naturales como el cenote Elepetén y el ojo de agua Xbuya-Há, pozas cristalinas perfectas para un chapuzón.

Con sus casas coloridas y calles tranquilas, este puerto es el punto de partida para avistar flamencos y explorar canales de manglar. Su playa angosta, pero encantadora invita a vivir una experiencia única entre naturaleza y cultura.

Con un renovado malecón y aguas tranquilas, Telchac Puerto es ideal para familias que buscan un día de playa sin complicaciones. Su cercanía a Mérida la convierte en una opción accesible sin perder su esencia relajada.

Ubicado en Tizimín, El Cuyo combina calles de arena, vegetación exuberante y oleaje suave. A pesar de su creciente popularidad, conserva su atmósfera semi virgen, perfecta para una escapada íntima con la naturaleza.

Estas playas demuestran que la magia radica en la calma, la conexión con las comunidades locales y la posibilidad de disfrutar del mar sin prisas. Para este verano, la costa yucateca invita a descubrir su lado más auténtico.