El cabrito: una tradición que nació en San Luis Potosí, no en Monterrey
Aunque es emblema de la gastronomía regiomontana, el origen de este platillo está en la región del Altiplano potosino.


Pocos platillos evocan tanto la identidad norteña como el cabrito asado. Asociado comúnmente con Monterrey y Nuevo León, este platillo es una presencia infaltable en restaurantes, celebraciones y mesas del noreste mexicano. Sin embargo, registros históricos y tradiciones orales apuntan a que su origen real se encuentra más al sur, específicamente en el Altiplano de San Luis Potosí.
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De acuerdo con cronistas locales, el cabrito comenzó a prepararse en tierras potosinas desde la época colonial, en comunidades como Matehuala, Cedral y Vanegas, donde el clima semidesértico y la actividad ganadera favorecieron la crianza de cabras. La receta fue probablemente influenciada por técnicas europeas traídas por los misioneros y colonizadores, y más tarde adaptada por las comunidades locales hasta convertirse en una especialidad.
A diferencia del cabrito al pastor típico de Monterrey, en San Luis Potosí existen variantes que incluyen cocciones al horno, en pencas de maguey, o incluso en guisos con chile y especias. Estas versiones menos conocidas dan cuenta de una riqueza culinaria más amplia que vale la pena redescubrir. Además, en muchas fiestas patronales del Altiplano potosino, el cabrito sigue siendo el platillo estrella, preparado de forma comunitaria y con recetas que pasan de generación en generación.
Esta revelación no pretende quitarle mérito a la cocina regiomontana, sino más bien ampliar el mapa gastronómico nacional e invitar a los viajeros a explorar el sabor original del cabrito en su tierra natal. San Luis Potosí no solo ofrece paisajes y cultura, también guarda tesoros culinarios que narran su historia de forma deliciosa.