El griot de Haití, un clásico caribeño lleno de historia
El griot de Haití no es solo comida: es un puente cultural.

El griot es uno de los platillos más representativos de la gastronomía haitiana, un símbolo culinario que refleja la historia, la resistencia y la identidad de su pueblo. Se trata de trozos de cerdo marinados en una mezcla cítrica conocida como “epis”, donde conviven sabores intensos como el limón, el ajo, la cebolla y las hierbas locales. Después de reposar, la carne se cocina lentamente y se fríe hasta lograr una textura crujiente por fuera y jugosa por dentro.
Este plato suele servirse acompañado de pikliz, una mezcla encurtida de repollo, zanahoria y chiles que aporta un toque acidulado y picante. Juntos, griot y pikliz forman una de las duplas más reconocidas del Caribe, una combinación que equilibra grasa, acidez y especias con una armonía sorprendente. Para muchos haitianos, estos sabores evocan reuniones familiares, celebraciones y tradiciones transmitidas de generación en generación.
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El griot no es solo comida: es un puente cultural. Su preparación se ha convertido en un ritual comunitario, especialmente durante fiestas nacionales y eventos religiosos. Los aromas de la marinada y el chisporroteo del aceite suelen anunciar momentos de convivencia, donde compartir la mesa se vuelve una extensión del orgullo haitiano.

Hoy en día, el griot atraviesa fronteras y gana presencia en cocinas internacionales, gracias a chefs que buscan rescatar sabores auténticos del Caribe. Con cada bocado, este platillo permite descubrir la riqueza gastronómica de Haití, un país cuya cocina es tan diversa y vibrante como su propia historia.







