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Guardianas del Mar: El escudo femenino de Yucatán contra la pesca ilegal

Con binoculares, drones y una convicción feroz, mujeres de Celestún, San Felipe y Río Lagartos patrullan el litoral yucateco para proteger sus recursos.

El mar de Yucatán es más que un paisaje; es la memoria y sustento de generaciones. Pero este paraíso enfrenta una crisis silenciosa: la pesca ilegal y la sobrepesca están vaciando sus ecosistemas.

Quienes han salido al rescate son las Guardianas del Mar, un grupo de mujeres valientes que se han convertido en la primera línea de defensa del patrimonio natural de la Península.

La información, documentada por Causa Natura, revela que, aunque solo el 1.16% de los pescadores registrados en México son mujeres, su impacto es monumental.

En Celestún, el refugio pesquero establecido en 2019 es hoy un ejemplo de resiliencia comunitaria. Damaris Chuy, Reina Dzul y otras guardianas realizan rondas de vigilancia equipadas con binoculares, drones, botiquines y cargadores solares.

Su estrategia es metódica y segura: observan, documentan matrículas de embarcaciones sospechosas y recopilan evidencias para presentar denuncias formales ante la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca).

Su trabajo ha sido tan efectivo que han logrado reducir la pesca furtiva de 15 a apenas 3 embarcaciones ilegales por mes en la zona.

La batalla también se libra bajo la superficie. En San Felipe y Río Lagartos, mujeres como Stacy Acevedo, buceadora certificada, patrullan arrecifes y zonas vedadas.

A pesar de enfrentar burlas y amenazas, su perseverancia les ha ganado el respeto de sus comunidades, siendo reconocidas ahora como pescadoras conscientes y comprometidas con la sostenibilidad.

Recientemente, en 2024, nació el nuevo refugio pesquero Actam Chuleb, frente a las costas de San Felipe y Dzilam de Bravo. Aquí, las guardianas realizan hasta cuatro monitoreos al mes.

“No discutimos, solo documentamos. La evidencia habla por nosotras”, explica Jéssica Marfil desde Río Lagartos.

Lo que comenzó como esfuerzos aislados es hoy una red sólida que se extiende desde Celestún hasta El Cuyo. Organizaciones como WildAid, Comunidad y Biodiversidad (COBI) y la Alianza Kanan Kay les brindan capacitación técnica, formación jurídica y certificaciones de buceo.

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El impacto es tangible: solo en 2024, más de 18 mujeres fueron capacitadas en vigilancia en Celestún, y el número crece en otras comunidades.

Su labor no solo protege especies como el mero, el pulpo y la langosta; también inspira a las jóvenes, demostrando que el mar se defiende con conocimiento, cooperación y un coraje inquebrantable.

Las cifras oficiales subrayan la urgencia de su misión: entre 2009 y 2024 se decomisaron en Yucatán 4,579 toneladas de producto ilegal y más de 7,000 artes de pesca.

Frente a esta realidad, las Guardianas del Mar se suben cada día a sus lanchas con la determinación de que sus hijos y nietos conozcan un mar lleno de vida. Ellas son la prueba de que la conservación nace de la valiente decisión de una comunidad unida.

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