Pitahaya: la exótica ‘fruta del dragón’ con raíces prehispánicas
Tras la conquista, los españoles aprovecharon su vibrante color rojo como colorante natural, un uso que perdura hasta hoy en la repostería artesanal.

Bajo el intenso sol de la península de Yucatán, crece una de las frutas más exóticas y emblemáticas de la región: la pitahaya, también conocida como “fruta del dragón” o “fruta del fuego”.
Con una producción que rebasa las 4 mil toneladas anuales en México, Yucatán es uno de los principales bastiones de este cultivo, cuyo origen se remonta a las antiguas civilizaciones mesoamericanas.
La pitahaya es el fruto de un cactus suculento y trepador que florece en las zonas tropicales de estados como Yucatán, Quintana Roo, Tabasco, Puebla y Guerrero.
Desde la época prehispánica, la pitahaya ha sido valorada por su singular sabor y sus propiedades medicinales.
Los aztecas la consumían para prevenir la deshidratación por su alto contenido de agua, y preparaban con ella el “colonche”, una bebida fermentada en ollas de barro que se utilizaba para tratar afecciones pulmonares como la tuberculosis.
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Tras la conquista, los españoles aprovecharon su vibrante color rojo como colorante natural, un uso que perdura hasta hoy en la repostería artesanal.
Hoy en día, el principal uso de la pitahaya yucateca es el consumo en fresco, aunque también destaca en la elaboración de bebidas refrescantes, postres, mermeladas, jaleas y jarabes.
Su bajo aporte calórico (apenas 60 calorías por 100 gramos) y su riqueza en vitamina C, calcio, hierro, potasio y fósforo la convierten en una opción ideal para dietas saludables y para quienes buscan perder peso sin sacrificar el sabor.
Uno de los espectáculos más sorprendentes de la naturaleza yucateca ocurre al anochecer: la floración de la pitahaya. Conocida como “Flor de Luna” o “Reina de la Noche”, esta flor rosada o amarilla solo vive unas horas, desde el atardecer hasta la medianoche, siendo polinizada por murciélagos y polillas antes de marchitarse con los primeros rayos del Sol.
Con su atractivo visual, su perfil nutricional y su herencia histórica, la pitahaya es un producto con alto potencial turístico y gastronómico para Yucatán.
Su cultivo se orienta cada vez más hacia la selección de variedades más dulces y sabrosas, asegurando que esta joya de la biodiversidad peninsular continúe conquistando paladares dentro y fuera de México.