Platillo típico de Australia, el meat pie o pastel de carne
Australia no solo es famosa por sus paisajes naturales y su fauna única, también tiene una identidad culinaria que sorprende por su sabor y tradición. Entre sus platillos más representativos, hay uno que destaca por encima del resto: el meat pie, un pastel de carne que ha conquistado corazones y estómagos a lo largo del país.
Cuando se habla de la gastronomía australiana, el meat pie (pastel de carne) se corona como uno de los platillos más emblemáticos del país. Este clásico culinario, amado por locales y visitantes, es mucho más que una simple empanada: es parte del alma australiana.

El meat pie tradicional está relleno de carne molida o en trozos, generalmente de res, cocida en una salsa espesa con especias. Todo esto envuelto en una masa crujiente y dorada. Se sirve comúnmente en eventos deportivos, panaderías y reuniones de las familias de Australia.
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No es raro ver a los australianos disfrutar un meat pie con salsa de tomate (tomato sauce) en estadios de rugby o cricket, donde este alimento rápido y reconfortante se convierte en un verdadero acompañante patriótico. Su precio accesible y su sabor casero lo han hecho un ícono de la comida callejera en ciudades como Sídney y Melbourne.
En los últimos años, han surgido versiones gourmet y vegetarianas del meat pie, lo que demuestra su capacidad de adaptarse sin perder su esencia. A pesar de la evolución de la cocina australiana moderna, este platillo típico sigue siendo un símbolo de tradición, sencillez y sabor auténtico.

Receta del meat pie australiano:
Ingredientes: 500 g de carne molida de res, 1 cebolla picada, 1 cda de harina, 1 taza de caldo de res, 2 cdas de salsa inglesa, sal y pimienta al gusto, 2 láminas de masa para tarta (o hojaldre).
Preparación: Sofríe la cebolla hasta que esté dorada, añade la carne y cocina hasta que se dore. Agrega la harina, revuelve, luego incorpora el caldo y la salsa inglesa. Cocina hasta que espese. Coloca una lámina de masa en un molde, agrega el relleno y cubre con la otra lámina. Sella los bordes, haz un pequeño corte en el centro y hornea a 200 °C por 25–30 minutos, o hasta que esté dorado.