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Porque soy mexicano

Aguas Internacionales por José Miguel Martínez.

Septiembre, ese mes patrio de fiestas, de sentirse mexicano, de estar orgulloso de serlo, de saberse mexicano. Y no es para menos: somos una gran nación, hermana y amistosa, de gran sabor, historia y calidez. Pero aquí, hermanos, me surge una duda: ¿Qué es ser mexicano?

¡Híjole! Qué pregunta, ¿No? Vamos por partes. Ser mexicano es ser fiestero. ¿Qué no se convierte en festejo? Cumpleaños, bodas, primeras comuniones, bautizos.

Que conseguimos trabajo, que lo perdimos, Día de Muertos, 15 de septiembre, Navidad, Año Nuevo. Que tienes novio, que ya no lo tienes… ¡Todo, pero todo, es buen motivo para festejar y brindar con un buen tequila o mezcal!

El mexicano es trabajador, creativo y, sobre todo, amante de su tierra. Si no, pregúntenle a Chespirito, Guillermo del Toro, el Canelo, Checo Pérez, Cuarón, Octavio Paz, Eugenio Derbez, Pato O’Ward, Frida Kahlo, Cantinflas, Iñárritu, Fernando de Fuentes, Salma Hayek… por mencionar algunos.

Yo lo veo todos los días en la gente que se levanta temprano para ir a trabajar, dejar a los niños en la escuela o abrir el puesto de comida antes de que los demás lleguemos a la oficina.

Y ya que hablamos de puestos de comida, ¿cómo olvidar nuestra gastronomía? ¿Por dónde empezamos? ¿Por la cochinita y el relleno negro de la península? ¿Por los tamales del centro? ¿O mejor por el mole de Oaxaca… o el de Puebla? Chilaquiles, enchiladas, sopes, huaraches… No, mejor por los tacos: de pastor, de tripa, de cochinita, de chile relleno, de carne, de bistec, de sesos, de guisado, de canasta.

De lo que uno quiera, guste y mande, pero claro, con su buena salsa —¡Y que pique!—. Lo que es un hecho es que podemos estar orgullosos de tener una de las mejores gastronomías del mundo, compitiendo con Francia y España.

Y hablando de España, yo no sé por qué tendrían que ofrecernos disculpas, si realmente todo este deleite gastronómico es fruto de la mezcla de culturas, sabores y tradiciones.

Porque sí, amigos míos, México está lleno de tradición y cultura; somos la fusión de todo eso, somos orgullosamente mestizos.

Tan rico es México en cultura, arquitectura, historia, bellezas naturales y gastronomía, que tan solo en el primer semestre de este año recibimos más de 47 millones de turistas internacionales (datos de la Sectur). Somos el sexto país más visitado del mundo.

Pero más allá de todo esto, el mexicano es resiliente y luchón. Porque si hablamos de gobiernos, en México tenemos un historial largo, muy largo, de presidentes, gobernadores, alcaldes, diputados y senadores mediocres.

Y aun con todo eso, el mexicano lucha por salir adelante, lucha por hacer de este un país mejor para él y para sus hermanos.

Septiembre también es un mes difícil, porque recordamos los sismos del 7 de septiembre de 2017 y del 19 de septiembre de 1985 y 2017.

Más allá de la tragedia, vimos a un país unido, que tiende la mano a los desconocidos, que no piensa solo en sí mismo, sino en cómo ayudar a México y a quienes lo necesitan.

Ese es el México en el que creo y por el que me esfuerzo cada día, no el México dividido y fracturado que algunos políticos quieren pintarnos.

Somos una gran nación: echada para adelante, trabajadora, festiva, cálida, con mucha cultura, gastronomía, amor y patriotismo. Tenemos que dejar de escuchar a los políticos que buscan dividirnos y enemistarnos.

Debemos ver que todos somos mexicanos, sin importar nada. Y cuando nos pregunten cómo logramos lo que logramos, cómo nos imponemos ante los retos del día a día, lo único que podemos responder es lo que bien dijo Guillermo del Toro en una entrevista: “Porque soy mexicano”.

Hoy más que nunca, tenemos que gritar: ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!

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