Yucatán, un referente turístico internacional gracias a Ley de Divorcio

Mucho antes de convertirse en un referente turístico, Yucatán fue famoso por algo muy distinto: ser el paraíso del divorcio exprés. Entre 1920 y 1930, cientos de parejas nacionales y extranjeras llegaron al estado para disolver rápidamente sus matrimonios, gracias a una ley pionera promovida por el gobernador Felipe Carrillo Puerto.
El 1 de mayo de 1915, el general Salvador Alvarado emitió en Mérida el decreto que reglamentó el divorcio en Yucatán, sentando las bases para una legislación más liberal.
Fue hasta 1923, bajo el gobierno de Carrillo Puerto, cuando se consolidó una Ley de Divorcio revolucionaria para la época: permitía a cualquiera de los cónyuges solicitar la separación legal sin necesidad de justificación, siempre que residieran en el estado al menos 30 días y pagaran 25 pesos (una cantidad accesible para la época).
Mientras en Estados Unidos y otros países los divorcios eran lentos, costosos y requerían el consentimiento de ambas partes, en Yucatán bastaba con un trámite sencillo y rápido.
Lo anterior atrajo a una oleada de turistas, principalmente estadounidenses y europeos, que aprovecharon la ley para terminar sus matrimonios en cuestión de días. Entre ellos, destacó el caso de Alma Reed, una periodista estadounidense que viajó a Yucatán para divorciarse y terminó enamorándose del propio gobernador Carrillo Puerto.
Más allá del “turismo de divorcio”, la legislación yucateca fue un avance histórico para los derechos de las mujeres. En un México donde el matrimonio era indisoluble en la mayoría de los estados, Yucatán permitió que miles de mujeres escaparan de uniones infelices.
El gobierno de Carrillo Puerto defendió el divorcio como una herramienta de liberación femenina, algo radical para su época.
Con el tiempo, las leyes en México y el extranjero se ajustaron, cerrando los vacíos legales que permitían los divorcios exprés.