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Zarigüeyas pequeñas guardianas nocturnas

La Unidad de Bienestar Animal impulsa espacios seguros donde las crías rescatadas puedan readaptarse antes de regresar a la ciudad

En Mérida, las zarigüeyas cada vez conviven más con los ciudadanos en parques, jardines y patios. Sin embargo, muchas de ellas sufren accidentes al cruzar calles o al enfrentarse a perros y gatos, dejando a sus crías en situación vulnerable.

Ante este panorama, la Unidad de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Mérida, encabezada por Raúl Escalante Aguilar, trabaja en la creación de áreas de preliberación donde las zarigüeyas rescatadas puedan readaptarse a la vida silvestre antes de volver a su entorno natural o urbano.

“Nos hace falta un área de preliberación donde, una vez que las zarigüeyas ya fueron criadas y pueden alimentarse por sí solas, empiecen a acostumbrarse a lo que sería su vida dentro o fuera de la ciudad”, explicó Escalante Aguilar.

Actualmente, se contemplan espacios en la Hacienda Dzoyaxché y en el Plan de Ayala Sur, donde se busca acondicionar las instalaciones necesarias. Estas zonas funcionarán como transición antes de la liberación definitiva, al igual que algunas zazcaveras y parques urbanos que ya sirven como refugio natural para distintas especies.

En la actualidad, 12 zarigüeyas lactantes reciben atención en la clínica veterinaria municipal y en Animaya, de un total de 18 ejemplares que fueron rescatados recientemente, atendidos y posteriormente liberados.

Pero ¿qué papel cumplen las zarigüeyas en la ciudad? Estos marsupiales nativos de América son controladores naturales de plagas, ya que se alimentan de insectos, cucarachas, alacranes, pequeños roedores e incluso serpientes. Gracias a su dieta variada, contribuyen al equilibrio ecológico y reducen la presencia de animales que pueden resultar dañinos para el ser humano. Además, ayudan a la dispersión de semillas, favoreciendo el crecimiento de nueva vegetación.

Por ello, lejos de ser una amenaza, las zarigüeyas representan un aliado silencioso para el bienestar urbano.

El Ayuntamiento también impulsa la educación ambiental con talleres sobre fauna urbana. Uno de ellos, dedicado específicamente a las zarigüeyas, se realizará próximamente en Anicabil, donde ya hay más de 60 personas inscritas.

Escalante Aguilar hizo un llamado a la ciudadanía a respetar el tránsito de las zarigüeyas y adoptar medidas simples de convivencia: no dejar comida de mascotas en los patios, encender luces antes de soltar a los perros por la noche y evitar reubicarlas, pues ya forman parte del ecosistema citadino.

“Son animales que nos ayudan a un control biológico dentro de la ciudad y lejos de ser un problema, son un beneficio. El hecho de que haya una zarigüeya rondando tu casa habla de una protección biológica dentro del entorno”, concluyó el director.

Para garantizar su protección, no solo el Ayuntamiento interviene; diversas organizaciones civiles y académicas se suman a la labor de conservación.

Entre ellas destaca Tlacuatzin A.C., que trabaja en la conservación de la biodiversidad urbana e incluye a las zarigüeyas en sus programas de educación ambiental.

Por su parte, la Facultad de Veterinaria de la UADY colabora en la atención de ejemplares heridos o lactantes, aportando el conocimiento científico necesario para su recuperación y posterior liberación.

Daniel Santiago

Licenciado en Periodismo y Ciencias de la Comunicación, cuenta con tres años de experiencia trabajando en medios locales. Trabaja en temas educativos,culturales y sociales.

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