Aunque los cibercafés fueron espacios indispensables para la realización de tareas, trabajos, conectarse con seres queridos o explorar el mundo digital, hoy están desapareciendo rápidamente, eclipsados por el auge de los smartphones y las conectividades doméstica y pública.
Los encargados de algunos negocios aseguraron que la afluencia cayó en 80 por ciento en los últimos años, por lo que algunos optaron por ofrecer otros servicios para mantenerse “a flote”.
Hace una década, los cibercafés proliferaban en Mérida y otras ciudades del estado, siendo utilizados por estudiantes, trabajadores y familias que no contaban con computadoras personales o acceso a internet en sus hogares. Sin embargo, con la disminución en los costos de teléfonos inteligentes, tabletas y laptops, así como la mejora de las redes móviles y el Wi-Fi público, su demanda ha caído drásticamente.
Propietarios relatan cómo la tecnología cambió el rumbo de sus negocios. Algunos optaron por diversificar, integrando servicios como impresiones, ventas de accesorios o reparaciones electrónicas, pero no todos lograron adaptarse al ritmo de la evolución tecnológica, indicaron que, aunque antes recibían más de 100 personas diariamente, ahora menos del 20 por ciento acude.
