En los últimos tres años, mil 850 mujeres mayas han buscado apoyo en la Casa de la Mujer Indígena “Sanando Corazones” para enfrentar la violencia que sufren, muchas veces en sus propios hogares.
“Somos mujeres que luchamos por nuestra comunidad, merecemos ser respetadas y no ser violentadas, queremos ser escuchadas”, afirmó María Liria Fabiola May Canul, directora de la Casa y coordinadora del Centro Alternativo para el Desarrollo Integral Indígena (Cadin). Con el apoyo de estas instituciones, muchas mujeres han encontrado no solo asesoría jurídica y psicológica, sino también oportunidades para aprender oficios que las ayuden a construir una vida independiente.
A pesar de los avances, la coordinadora reconoció que la lucha no ha sido fácil. Las mujeres que conforman el Cadin han enfrentado críticas y subestimación de su labor, pero siguen adelante, motivadas por los casos de éxito de aquellas que han logrado salir adelante.
Además de buscar justicia en instancias formales, enfatizó la importancia de la justicia comunitaria. En algunos casos, las intervenciones de autoridades locales, como comisarios que apoyaron a mujeres en lugar de ignorarlas, han marcado la diferencia.