Catedral, riqueza de arquitectura, historia y cultura


Como obligada visita durante la estadía en el territorio yucateco, ya es considerada la majestuosa Catedral de Mérida, frente a la Plaza Grande, sobre la calle 60 del Centro Histórico, un símbolo de la riqueza arquitectónica y cultural de la entidad para el turismo nacional e internacional que todos los días la admira en su interior y exterior.
Ahondando un poco en su historia, con la segunda erección del obispado de Yucatán en 1561, cuando Pío IV expidió la bula mediante la cual la iglesia parroquial mayor de Mérida fue constituida como Catedral y sede del Obispo de Yucatán y Cozumel, asignándole como patrón titular a San Ildefonso de Toledo.
Cabe destacar que el primer obispo residente de la diócesis fue fray Francisco Toral y fue durante su gobierno de 1562 a 1572 que iniciaron los trabajos de construcción de la Catedral de Mérida.
Posteriormente, durante la gestión de fray Gregorio de Montalvo (1580-1587) las obras de la fábrica catedralicia se agilizaron de manera significativa. Finalmente, correspondió a fray Juan de Izquierdo (1587-1692), dar por concluida la construcción del templo el 4 de noviembre de 1598.
El proyecto corrió a cargo de los arquitectos Pedro de Aulestia, Juan Miguel de Agüero y Gregorio de la Torre. Entre ellos, Agüero ha sido considerado como el de mayor influencia en la concepción arquitectónica de la Catedral meridana; de hecho su nombre y título de maestro mayor de las obras quedó durante tres siglos inscrito en el anillo interior de la cúpula del templo.
Una vez concluida la Catedral comenzó la tarea de proveerla de altares, ornamentos, campanas, cálices, libros de coro y demás objetos necesarios para el culto. En esta empresa, el Cabildo eclesiástico fue, como correspondía, el principal gestor. Testimonio de ello es, por ejemplo, la merced real de 24 mil ducados obtenida por el deán Pedro Sánchez de Aguilar en 1618, fungiendo como procurador del cabildo ante la corte.
No se puede dejar de admirar la majestuosidad de su interior, sobre todo el mantenimiento, el cuidado y la restauración que ha tenido a lo largo de más de 400 años de ser el mayor templo católico de la entidad.
Evelio Segovio