Estabilidad en precios de productos marinos a pocos días de la veda de mero
A tan solo 20 días del inicio de la veda de mero, que se extenderá del 1 de febrero al 31 de marzo, y con la proximidad de la Cuaresma, los precios de los productos marinos en los restaurantes de Puerto Progreso se mantienen sin alzas desde diciembre pasado, según informaron fuentes locales.
El mero, uno de los productos más caros en la región, alcanza hasta 300 pesos por kilo cuando se ofrece frito, y los restauranteros expresan que estos precios se han sostenido en los últimos meses. La estabilidad en los precios se atribuye a que, a pesar de informes sobre una baja captura en el sector pesquero, el suministro de productos marinos es suficiente para atender la demanda de los restaurantes.
Sin embargo, ante la inminente veda de mero, algunos dueños de restaurantes expresaron su preocupación y señalaron que el precio podría aumentar dependiendo de la disponibilidad del producto en el periodo de veda.
Durante la veda de mero, se espera que otros pescados como la rubia, el negrillo y el chacchí, así como especies como huachinango, robalo y pargo, sean más prominentes en los menús. En este contexto, los precios podrían mantenerse o incluso disminuir debido a la mayor competencia entre pescadores.
En cuanto a la pesquería del cazón, los restauranteros señalaron que ha tenido varias semanas de buena captura y el precio por kilo se ha mantenido en torno a los 45 pesos. Se espera que el pan de cazón tenga alta demanda durante la Cuaresma.
Los restaurantes indicaron que la preferencia de los clientes locales suele ser por pescaderías que ofrecen pescado frito y ceviches. Además, los comensales nacionales tienden a buscar pescado preparado de diversas formas, como frito, empanizado o en caldos.
En cuanto a la langosta, un producto de precio elevado, algunos restaurantes de alto nivel la ofrecen al público a 3.50 pesos por gramo.
Por último, los restauranteros expresaron su preocupación por la posible afectación de nortes durante la temporada alta de turismo, que coincide con la Cuaresma. Un impacto negativo en las condiciones climáticas podría disminuir la afluencia de visitantes, afectando las ventas en un periodo crucial para el sector.