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Lixiviados, ácidos letales que acechan en la basura

Hacinamiento de desperdicios representa un peligro para la población y los ecosistemas

Mérida y la zona conurbada cuentan con un funcional sistema de recolección de basura cada tercer día promedio, pero no se aplica la separación de residuos, los camiones concesionarios recogen miles de bolsas de desechos sólidos que son arrastradas a lo largo de las calles y colocadas en las esquinas para hacer más rápida la colecta.

Sin embargo, esta práctica rompe las bolsas al roce con el pavimento y dejarlas amontonadas en las esquina produce un líquido altamente tóxico llamado lixiviados, el cual escurre sobre las banquetas o incluso se riega desde los camiones de la basura.

El líquido señalado es combinación de basura higiénica (baños), residuos de bebidas de mesa (lácteos, jugos, refrescos, cerveza, vino), comidas preparadas (caldos, salsas) desechos médicos (jarabes caducados, enjuagues, antisépticos, ampolletas, sueros) e industriales en el hogar (pilas, limpiadores, desengrasantes) y genera altas concentraciones de ácidos peligrosos como el amoniaco.

Estos residuos se encuentran principalmente en los vertederos legales y clandestinos, su aspecto suele ser bastante desagradable, de color negro o amarillo. Se trata de una sustancia densa que produce muy mal olor. Una combinación letal para la salud.

Los lixiviados generan, además de la contaminación exterior, propagación de bacterias y parásitos que pueden ser transmitidos por más de 70 mil gatos y perros callejeros que deambulan en la ciudad, de acuerdo a estimaciones del departamento de Zoonosis de la Secretaría de Salud de Yucatán.

Otro problema con estos líquidos es que escurren al subsuelo, contaminan mantos freáticos, cenotes, áreas verdes y no pueden ser procesados en las plantas tratadoras de basura. Todo es consecuencia que desde las viviendas no hay separación correcta de la basura y aunque imperara en la recolección, vuelven a juntarla.

Los lixiviados proliferan también en mercados de abasto, patios de maniobras de tiendas de autoservicio, paraderos de autobuses, puestos de comida callejera y restaurantes. Cientos de personas comen parados sobre estos desperdicios en la vía pública.

Carolina Mazarí López es bióloga-médica, veterinaria, zootecnista y coordinadora peninsular del colectivo Hoja Verde que hace campaña contra la contaminación del medio ambiente. Ella advierte que nadar en cenotes de zonas urbanas o cercanos a vertederos de basura es un peligro para la salud en la piel o contraer enfermedades como la salmonela.

El problema en Yucatán —y gran parte de la península— es que le devolvemos a nuestro gran entorno miles de toneladas de basura diarias. Toda la industria turística, comercios y cuanto generamos en los hogares produce también millones de metros cúbicos de lixiviados que van al subsuelo”, añadió.

Recordó que el suelo peninsular es peculiar por sus características cavernosas y un manto acuífero único en el mundo, pero a la vez más susceptible al deterioro.

Un estudio del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN menciona que un litro de lixiviado podría tener la capacidad de contaminar hasta 500 litros de agua limpia.

Fabio Fuentes

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