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Consumismo verdugo de oficios tradicionales

La sociedad actual de consumo está acabando con la demanda de oficios tradicionales como los reparadores de zapatos, joyas, artículos domésticos y relojes, entre otros; estos servicios, que son una fuente importante de empleo y una opción para la economía de muchas familias, tiende a desaparecer debido al auge de los productos desechables.

De esta tradición es el señor Mario Chalé, con más de 33 años en la joyería en el Bazar Lucas de Gálvez, dónde realiza reparación de joyería, así como para armazones de gafas en su Hospital de Lentes.

Mario inició en esta tradición desde que era un niño; su padre le enseño el arte de la orfebrería y los secretos para la reparación de piezas minúscula que requieren de un buen pulso, paciencia y excelente precisión en motricidad fina para darle nueva vida a las piezas que le llevan sus clientes, “Para ejercer este oficio, tiene que gustarte mucho”, comenta.

Su linaje de tres generaciones de joyeros suman más de un centenar de años de experiencia y durante su ejercicio han dado entendido a miles de yucatecos desde los más humildes hasta los más acaudalados; todos llegaron a su puerta buscando una solución barata y de calidad para algún objeto de alto valor comercial, sentimental o ambos, “Actualmente lo que más hago son reparaciones de anteojos, una varilla que se zafó o un armazón roto”, detalló.

El trabajo de reparación lo llena de satisfacción y le ha permitido llevar una buena vida, darle estudios a sus hijos, pero ve con tristeza que cuando él se retire, la tradición familiar morirá con él, “Si acaso mi hija que viene a ayudarme los sábados y ha aprendido el oficio, podría continuar la joyería, pero la verdad es que a mis hijos no les interesa porque tienen sus propias profesiones”, afirmó.

Al respecto, Pedro Alonso Herrera joyero con 53 años de trayectoria, opinó que estos oficios tienden a desaparecer porque, por un lado, los productos ahora son desechables; la gente ya no adquiere joyas, prefiere la bisutería fabricada en serie y valora más un teléfono celular de alta gama, que lucir una creación de metal hecha totalmente a mano.

Por otra parte, ya no existen joyeros, las nuevas generaciones se han formado en fábricas donde se trabaja en líneas de producción; algunos son montadores, pulidores, soldadores, pero no joyeros.

Dijo que igual que Mario, ha atestiguado como se ha ido extendiendo el oficio debido a que los descendientes no continuarán este arte, incluso, actualmente no hay aprendices de una actividad que es lucrativa si se ejerce con honestidad, ya que los jóvenes prefieren dedicarse a reparar celulares, que la mayoría de las veces, es más barato para el cliente adquirir uno nuevo que reparar su equipo.

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