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Pasión, sudor y fútbol: Alfonso Domínguez

El deporte no sólo formaba parte de su vida, sino que se convertía en el motor que impulsaba su destino

  • Tras 2 años de investigación y de meditar toda la historia que le tocó vivir, le llevaron a escribir su libro “El Aprendiz de fútbol

Bajo el cielo azul de Progreso y a la orilla de su verde mar, Alfonso Domínguez Riveroll vivía su infancia rodeada de un entorno que respiraba deporte.

Frente a su casa, un campo de fútbol y béisbol se convertía en su segundo hogar, un espacio donde el sonido del balón, los gritos de los jugadores y el eco de sus pasos resonaban como la música de sus sueños.

Desde muy temprano, el deporte no solo formaba parte de su vida, sino que se convertía en el motor que impulsaba su destino. Creció entre balones de fútbol, canastas de básquetbol, voleibol y los bates de béisbol, pero fue el balompié el que marcó su camino.

Decidido a seguir su pasión, Alfonso dejó atrás las arenas de Progreso y se aventuró en la bulliciosa Ciudad de México. Allí, entre la inmensidad de la capital, encontró su lugar en la Escuela Nacional de Educación Física, donde cada día era una nueva oportunidad para afianzar su amor por el deporte.

Con disciplina y entrega, culminó sus estudios, y con ellos, su regreso a Mérida no solo significó volver a casa, sino también la posibilidad de vivir su sueño como futbolista profesional.

Pero Alfonso no se detuvo ahí; el fútbol, que ya era parte de su esencia, le impulsó a convertirse en director técnico profesional, profundizando aún más en la ciencia y el arte del deporte.

Junto a sus amigos, compartió largas conversaciones sobre cómo podían devolver al deporte algo de lo mucho que les había dado. Fue en una de esas charlas que Alfonso se topó con el libro “¿Quién se ha llevado mi queso?”, de Spencer Johnson. La pregunta central del libro, “¿Qué haría hoy si no tuviera miedo?”, resonó en su mente y le llevó a una decisión audaz: escribir un libro que permitiera guiar a las nuevas generaciones.

EL DESAFÍO NO ERA MENOR

Alfonso sabía que comunicar sus ideas requería más que pasión; necesitaba herramientas. Se sumergió en cursos de programación neurolingüística, buscando la manera de transmitir sus enseñanzas de forma clara y efectiva. Así, nació su libro, no una biografía, sino una guía práctica pensada para entrenadores amateurs, padres y cualquier persona que, sin conocimientos profundos, se enfrenta a la responsabilidad de liderar un equipo.

Con su obra, Alfonso no solo quería enseñar a formar equipos, sino también a construir estrategias sólidas y a comunicarlas eficazmente, tomando como referencia la sabiduría de “El Arte de la Guerra” de Sun Tzu.

Su enfoque trasciende el deporte, abarcando también la vida diaria, el trabajo, la escuela, y las relaciones personales. El fútbol, para él, es más que un juego; es una escuela de vida.

Hoy, su legado sigue creciendo, especialmente en Yucatán, donde su libro, ha llegado a entrenadores y promotores en rincones remotos del estado. Alfonso, con la misma humildad que lo llevó a comenzar este viaje, reconoce la importancia de masificar y organizar el deporte desde la base, consciente de que es la única manera de llevar a Yucatán a nuevas alturas en el deporte de alto rendimiento.

Alfonso Domínguez Riveroll es un arquitecto de sueños, un guía para todos aquellos que, como él, creen que el deporte es la mejor manera de construir un futuro mejor.

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