Con 29 años de trayectoria y un talento inigualable, Juan Carlos Argáez Pacheco “Bartolo” ha logrado convertir su vida en un escenario donde el humor se entrelaza con la autenticidad. Desde sus humildes inicios en el teatro universitario hasta convertirse en el icónico Bartolo, este comediante de 45 años ha cautivado al público con su ingenio y ha sabido reinventarse para conectar con nuevas generaciones, mostrando que el verdadero arte de la comedia radica en la evolución constante y la conexión genuina con la audiencia.
Un momento decisivo en su carrera llegó cuando, al cobrar la renta de una propiedad familiar a Don Héctor Herrera Cholo, se enteró de la búsqueda de personajes para obras musicales. A pesar de sus dudas iniciales sobre la falta de tiempo, decidió participar, lo que marcaría el inicio de su carrera profesional.
En este camino, Argáez tuvo la fortuna de contar con la guía de Ricardo Adrián Borges, conocido como “Melo Collí”, un reconocido comediante yucateco que se convirtió en su padrino. Fue gracias a su influencia que Juan Carlos, conocido en el escenario como Bartolo, comenzó a hacer shows de mediodía, una decisión que cambiaría su vida para siempre. Bartolo se ha convertido en un personaje entrañable: el típico esposo abnegado que sueña con ser el jefe y que, tras muchas aspiraciones, logra abrir su propia panadería.
A lo largo de su trayectoria, Argáez ha incursionado en cortometrajes, películas y ha hecho apariciones en dos series de Netflix. Con el paso del tiempo, ha visto la necesidad de adaptarse a las nuevas tendencias. “Bartolo ha tenido que actualizarse; ser una persona anticuada no es fácil, pero amigos y familiares me convencieron y ha sido bien recibido por las nuevas generaciones”, afirma Juan Carlos, quien disfruta del reto de crear más contenido.
El comediante también comparte su perspectiva con los jóvenes artistas: “Si les gusta, háganlo. Que estudien y se acerquen a quienes saben. Hay muchos que con todo el amor les abriremos paso, pero no se quieran poner una capa de máster al principio, ya que muchos se pierden en el camino”.
Darcet Salazar