Por: Darcet Salazar
Luego de estar al borde del colapso por una devastadora crisis sanitaria causada por la gripe aviar, introducida por aves migratorias que viajan desde Canadá, Europa y Asia, el sector avícola de la entidad finalmente se recupera a más de siete meses de lucha.
Sin embargo, la amenaza sigue latente y, aunque la actividad ha vuelto a la normalidad, el presidente de la Asociación de Avicultores del Sureste, Jorge Manuel Puerto Cabrera, advirtió que, el monitoreo constante es crucial para evitar una recaída que podría ser aún más desastrosa.
Explicó que, cada año, cientos de aves migratorias llegan a Yucatán, trayendo consigo infecciones que rápidamente se propagan entre las aves locales. La gripe aviar, en particular, representó un riesgo significativo para la industria, que se vio obligada a tomar medidas drásticas para proteger la producción.
Ante la presencia de aves infectadas, los avicultores debieron eliminar a los animales afectados, ya que la única forma de prevenir la propagación de la enfermedad sería vacunando a las aves. Sin embargo, Yucatán es una zona libre de estas vacunas, lo que limita severamente las opciones de control.
Las infecciones humanas por gripe aviar pueden ser severas y, en ocasiones, fatales, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados. Aunque el riesgo de contraer la enfermedad a través de la carne bien cocida es bajo, consumir aves infectadas con gripe aviar puede ser peligroso.