¿Nachi Cocom expulsó a los conquistadores de la Nueva España? Te revelamos todo sobre la leyenda maya
El capitán español Pedro Ochoa de Leguízamo inventó una amenaza para obtener poder y recursos, engañando a las autoridades coloniales
A comienzos del siglo XVII, se difundió la inquietante historia de un supuesto guerrero maya que planeaba una rebelión para destruir a los españoles en la península yucateca. Entre 1602 y 1604, el capitán español Pedro Ochoa de Leguízamo envió memoriales a su país en los que describía una amenaza inminente: un cacique maya llamado Nachi Cocom, que habría secuestrado a la esposa y al hijo de Gaspar de Villagrán, y planeaba encabezar una insurrección que arrasaría con los españoles y sus propiedades.
Ochoa de Leguízamo argumentaba que la rebelión se preparaba en el remoto valle de Suchicane, un lugar desconocido para muchos. Relataba con detalles dramáticos secuestros, matanzas y conspiraciones, sugiriendo que se necesitaba una respuesta rápida y contundente para evitar la destrucción. Sus informes generaron gran preocupación y desconfianza, pero también sembraron dudas sobre la veracidad de la amenaza, especialmente en una Nueva España que parecía estar en una etapa de calma y prosperidad.
Los conquistadores ya sabían que los mayas eran una población resistente, muy diferente de otros pueblos indígenas con los que habían tenido contacto. Enfrentaron temperaturas extremas, sequías prolongadas y una fuerte organización política que no estaba centralizada como la de los mexicas. Sin embargo, el relato de Ochoa encajaba con el contexto histórico de resistencia que los españoles conocían bien, incluidos los levantamientos liderados por Nachi Cocom y su sobrino Andrés Cocom, así como las incursiones de piratas que afectaban la región.
A pesar de la aparente falta de pruebas sobre la existencia del valle de Suchicane y la autenticidad de la amenaza, el miedo a los indios “insumisos” llevó a las autoridades a considerar una campaña de exterminio contra los fugitivos. Los franciscanos, responsables de la evangelización, se opusieron a estos planes y actuaron como informantes, alertando a los perseguidos sobre las incursiones preparadas en su contra.
El misterio del valle de Suchicane y el cacique Nachi Cocom desaparecieron cuando se descubrió que la amenaza no era más que una invención de Ochoa de Leguízamo. El valle no existía, ni tampoco el supuesto sucesor de Nachi Cocom. El capitán había fabricado una historia para obtener poderes especiales y un mayor presupuesto, que finalmente no recibió. Su engaño fue descubierto antes de que llegaran los fondos solicitados, y aunque no se conoce con certeza el desenlace de su caso, es probable que enfrentara consecuencias por sus falsas acusaciones. Su intento de enriquecerse a expensas de la ignorancia de las autoridades coloniales quedó como un ejemplo de la ambición desmedida y la manipulación en la historia de la conquista.
La leyenda del valle de Suchicane y el cacique maya imaginario subraya cómo los temores y las intrigas podían ser utilizados para manipular la percepción y la política en una época marcada por la desconfianza y el conflicto.