
Por: Darcet Salazar
La creación de huertos comunitarios no solo garantiza el acceso a alimentos frescos y nutritivos, también siembra en la comunidad una profunda conciencia ambiental desde la infancia. Sobre el tema, Miguel Ángel Munguía Rosas, investigador en ecología humana del Cinvestav, subrayó la importancia de desarrollar programas que impulsen estos espacios como una estrategia integral de educación ambiental y seguridad alimentaria.
El investigador señaló que la producción de alimentos en las ciudades siempre ha sido un desafío, debido a la escasez de espacio y el tamaño de la población. Sin embargo, destacó que, aunque los huertos comunitarios no buscan la autosuficiencia alimentaria total, sí proporcionan un aporte suplementario que beneficia tanto la economía como la salud de los habitantes.
Esta exposición a los procesos de la naturaleza transforma la forma en que los niños y la comunidad entienden el consumo y el impacto ambiental. Al ver crecer las plantas, se fomenta una conexión con el ecosistema y un aprecio por los recursos naturales, algo que está cada vez más ausente en la vida moderna.