En Yucatán, la ansiedad, la depresión y otros problemas de salud están afectando algo más que a los humanos: el exceso de medicamentos recetados, desde antidepresivos hasta analgésicos, está contaminando los acuíferos y alterando la vida marina.
La bióloga Dalila Aldana Arana, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Mérida, alerta sobre cómo estos químicos, desechados en el drenaje, llegan a los cuerpos de agua y causan estragos en la fauna marina, afectando su ciclo reproductivo y reduciendo su biodiversidad. Este riesgo no solo amenaza a los ecosistemas acuáticos, sino que regresa a la mesa de los yucatecos, quienes, sin saberlo, pueden estar consumiendo estos peligrosos residuos.
El problema va más allá del impacto conocido de los plásticos en el medio ambiente. Según Aldana Arana, los acuíferos de Yucatán están siendo contaminados por residuos de medicamentos que el cuerpo humano elimina a través de la orina y otros desechos. Sin un tratamiento adecuado de las aguas residuales, estos químicos terminan en los cuerpos de agua, acumulándose en el mar, cenotes y otros recursos acuáticos vitales para la región.
El daño no se limita a la vida marina. Aldana Arana advierte que este problema tiene repercusiones directas en la salud humana. Al consumir pescados y mariscos contaminados con estos residuos, las personas también ingieren los químicos que contienen, exponiéndose a efectos que podrían afectar su salud a largo plazo.