Reloj del Apocalipsis; ¿qué es?
El “Reloj del Apocalipsis”, que simbólicamente mide supuestamente el fin de los tiempos, se volvió tendencia en redes sociales debido a los conflictos internacionales, como la guerra entre Ucrania y Rusia, las amenazas nucleares y la intensificación de tensiones a nivel global.
El “Reloj del Fin del Mundo”, conocido en inglés como Doomsday Clock, es un símbolo creado en 1947 por el Bulletin of the Atomic Scientists, que busca alertar sobre los riesgos que amenazan la supervivencia de la humanidad.
Aunque no mide el tiempo real, este reloj es una metáfora de la gravedad de los desafíos actuales. Desde su creación, ha servido para ilustrar el peligro de eventos como conflictos armados, el cambio climático y el desarrollo de tecnologías con potencial destructivo.
Inicialmente, este reloj se centró en los riesgos asociados a la proliferación nuclear durante la Guerra Fría. Sin embargo, con el paso del tiempo, sus enfoques se han ampliado para incluir una variedad de amenazas globales, como el impacto del cambio climático, las pandemias y las crisis internacionales. Este cambio refleja la interconexión y la complejidad de los riesgos que enfrenta el mundo en la actualidad.
El concepto es claro: cuanto más cerca esté el reloj de la medianoche, mayor será el riesgo de una catástrofe global. La distancia hacia esta hora crítica es determinada anualmente por un panel de expertos en ciencia, política y seguridad internacional. Este grupo analiza eventos recientes y su impacto en la estabilidad global para ajustar la posición de las manecillas.
Aunque no predice el futuro, el reloj busca promover la reflexión sobre las acciones necesarias para evitar escenarios catastróficos; por lo que en un mundo interconectado, tanto las decisiones individuales como las colectivas juegan un papel crucial para alejar las manecillas y trabajar hacia un futuro más seguro.
En enero de 2024, el Reloj del Apocalipsis fue ajustado a 90 segundos de la medianoche, marcando su posición más cercana desde su creación. Este ajuste refleja un periodo de alta incertidumbre y pone de manifiesto la urgencia de abordar los desafíos que enfrentamos como sociedad.