Opinión

El trauma nacional

Yo tengo la teoría de que todos los países deben de pasar por un “trauma nacional”. Es decir, que tienen que vivir algo tan fuerte que afecte a toda la población en general; sin importar su estatus socioeconómico, poder político, género, edad o posición geográfica dentro del territorio. Dicho trauma sí o sí debe venir por parte del Estado, ya sea por una guerra, una dictadura o el mal manejo de una problemática social, de seguridad o económica.

Un ejemplo de esto son las dictaduras militares en Chile y Argentina, las Guerras Mundiales (la primera y la segunda), o la presencia de la Unión Soviética en países anexados como Serbia, Bosnia y Herzegovina, etc. Si bien estos son ejemplos del pasado, también hay territorios que están viviendo su trauma nacional hoy en día, como pueden ser: Venezuela de la mano de Maduro, Cuba gracias a Díaz Calel, Nicaragua con Daniel Ortega o el pueblo palestino. Claro que hay otros países que parecen no haberlo vivido en esa magnitud, como Estados Unidos o México.

Debemos tener en cuenta que, gracias a los traumas nacionales, a menudo las sociedades nos damos cuenta de que el Estado no es nuestro amigo y que, desgraciadamente, no viene a ayudarnos. Aprendemos que debemos exigir, pero, sobre todo, le perdemos el miedo al mismo. La presión que el pueblo le exige a sus gobernantes es tan grande que sólo queda su derrumbe.

Tan importante es que la población les exija a sus gobernantes, que gracias a estas protestas se han logrado tirar regímenes tan brutales como el de Pinochet en Chile o el de Videla en Argentina. La inconformidad, la protesta y la exigencia de derechos han logrado cambiar no solo políticas, sino el rumbo de un país completo.

Sin ir más lejos, el sábado más de un millón de personas salieron a las calles de Belgrado, capital de Serbia, para exigir la dimisión de su presidente, quien tiene fuertes lazos con el gobierno de Putin. Dicho acercamiento no le hace mucha gracia a la población serbia, pues han vivido en carne propia, lo que implica vivir bajo el yugo de Rusia.

Los alemanes también han salido a la calle a protestar en contra del creciente apoyo a la extrema derecha. Evidentemente, este fenómeno en el que el conservadurismo predomina le recuerda los horrores vividos al mando de Hitler y los Nazis. Las protestas han sido de proporciones históricas, poniendo en claro que gran parte de la población no ve con buenos ojos estas políticas.

Está claro que cierta parte de la población actual de dichos países no vivió los horrores de los que hablamos, pero es importante tener memoria colectiva y que la historia se transmita de manera verídica, clara y objetiva, sin romanticismo y sin minimizar las atrocidades que se vivieron en el pasado.

Es responsabilidad de todos que aquello no se vuelva a repetir; sin importar que determinado trauma nacional no suceda en nuestro territorio, no tendríamos que esperar a que nos pase para darnos cuenta de que al Gobierno y al Estado siempre hay que exigirle.

José Miguel Martínez
x:@miguelmtz1904

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