
En el corazón de Yucatán, el Hanal Pixán —“comida de las ánimas” en lengua maya— es una tradición ancestral que se fusiona con la celebración del Día de Muertos, destacándose por su especial significado espiritual y cultural. Dentro de esta festividad, el altar de muertos juega un papel fundamental, siendo el vínculo tangible entre los vivos y sus seres queridos que han partido.
Más que un simple elemento decorativo, el altar de muertos en el Hanal Pixán es un espacio sagrado, cargado de simbolismo, donde la comunidad honra a las almas de los difuntos.
Origen del altar en el Hanal Pixán
El altar de muertos, conocido en Yucatán como “mesa de las ánimas”, tiene su raíz en las antiguas creencias mayas. Los mayas creían que las almas de los fallecidos regresaban cada año para convivir con sus familiares. Esta cosmovisión, arraigada en el respeto y veneración a los ancestros, perdura hasta hoy. Aunque la tradición ha evolucionado tras la llegada de los españoles y el cristianismo, la esencia del Hanal Pixán se mantiene intacta en la creación de altares donde se recibe a las ánimas.
Los altares yucatecos destacan por su sobriedad y por su simbología profundamente espiritual. Mientras en otras regiones de México los colores brillantes y las figuras de calaveras predominan, en Yucatán la simplicidad, el respeto y la pureza son los elementos principales.

Elementos del altar de Muertos en el Hanal Pixán
El altar de muertos es el espacio donde la familia ofrenda alimentos, bebidas y objetos personales para agasajar a los difuntos. Cada elemento tiene un significado especial que conecta lo terrenal con lo espiritual:
- Mantel Blanco: El altar suele cubrirse con un mantel blanco que representa la pureza y la limpieza espiritual. Este color predominante es una muestra del respeto con el que se recibe a las ánimas.
- Velas y Cirios: Las velas son esenciales en el altar, ya que se cree que su luz guía a las almas en su camino de regreso al mundo de los vivos. En algunos casos, se colocan velas negras para los difuntos olvidados o aquellos que no tienen familiares vivos.
- Incienso de Copal: El humo del copal, un árbol nativo de la región, purifica el ambiente y crea un ambiente sagrado. Su aroma se ofrece como un tributo para que las ánimas sientan paz durante su visita.
- Alimentos típicos: El mucbipollo o pib, un tamal gigante cocido en horno bajo tierra, es el platillo central del altar. Este manjar se prepara especialmente para las ánimas, ya que simboliza la unión entre la vida y la muerte. Además, se incluyen otros alimentos como frijol, maíz, frutas de temporada, dulces como el mazapán, y bebidas como atole, café o balché (una bebida fermentada ancestral).
- Fotografías y recuerdos: Las imágenes de los difuntos ocupan un lugar privilegiado en el altar, permitiendo a la familia recordar y honrar a sus seres queridos. Además, algunos altares incluyen objetos personales que pertenecieron al difunto, como su ropa o artículos favoritos.
- Flor de Xpujuc: También conocida como la flor de muerto, el xpujuc es una flor de temporada que se utiliza para adornar el altar. Su colorido y aroma crean un ambiente especial que marca el inicio del Hanal Pixán. En algunos casos, también se utilizan ramas de palma e izote, que refuerzan la conexión con la naturaleza.
- La cruz: En la ofrenda, se coloca una cruz verde que representa la ceiba sagrada para los mayas; jícaras con jícaras que representan a los 4 puntos cardinales.

Niveles del Altar
El altar yucateco suele tener dos o tres niveles, que representan el tránsito de las almas en su viaje entre el mundo de los vivos y los muertos. Estos niveles simbolizan la conexión entre la tierra y el cielo, un puente espiritual que permite a las ánimas regresar y compartir un momento con sus seres queridos.
- Primer Nivel: Representa la vida terrenal. En él se colocan las ofrendas de alimentos, objetos terrenales, y todo aquello que los difuntos disfrutaban en vida.
- Segundo Nivel: Simboliza el mundo espiritual, donde se colocan las velas, imágenes religiosas (como la cruz), y en algunos casos, el copal para purificar el ambiente.
La importancia de los tiempos
El Hanal Pixán se celebra en tres días específicos, cada uno dedicado a un grupo de difuntos:
- 31 de octubre: Hanal Palal, dedicado a las ánimas de los niños. Los altares se adornan con juguetes, dulces y alimentos que los pequeños disfrutaban.
- 1 de noviembre: Hanal Nucuch Uinicoob, para los adultos fallecidos. Aquí el altar se carga con comidas más elaboradas y bebidas fuertes como el xtabentún, un licor tradicional.
- 2 de noviembre: Misa Pixán, dedicado a los muertos olvidados. Es un día de recogimiento, donde se encienden velas por aquellas almas que no tienen quien les ofrende.

El Altar en la modernidad
A pesar del paso del tiempo, el altar de muertos en el Hanal Pixán sigue siendo una expresión auténtica de la conexión entre los vivos y los muertos. Si bien en las ciudades como Mérida se realizan eventos más masivos y coloridos, como el Paseo de las Ánimas, en los pueblos rurales yucatecos la tradición conserva su carácter íntimo y familiar.
El altar es más que una estructura física; es un espacio de reflexión y recuerdo, un momento para honrar a quienes ya no están, pero que, a través de estas ofrendas, encuentran el camino de regreso por un día al lado de sus seres queridos.

Antes de irte…
El altar de muertos en el Hanal Pixán es una de las manifestaciones culturales más profundas y significativas de Yucatán. A través de este, las familias no solo mantienen viva una tradición centenaria, sino que crean un espacio sagrado de amor, respeto y memoria, uniendo generaciones en un homenaje eterno a las almas que nunca se olvidan.