Puerto Progreso y su futuro en la industria internacional de los astilleros

Por: Candelario Robles
El anuncio reciente de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, sobre la ampliación del Puerto de Altura de Progreso es, sin duda, un momento clave para Yucatán. No es solo un proyecto de infraestructura, sino una verdadera apuesta por posicionar al estado en el mapa de los grandes inversionistas internacionales. Esta obra, que abarcará hasta 80 hectáreas adicionales, busca conectar el puerto con el Tren Maya, ofreciendo una ruta estratégica para el comercio entre México y los Estados Unidos. Más allá de los detalles técnicos, esta decisión representa una ventana de oportunidades que Yucatán no puede desaprovechar.
La conexión entre el puerto y el Tren Maya abre un abanico de posibilidades en términos de logística y comercio. Actualmente, el puerto de Progreso es una pieza central para la economía yucateca, pero con la ampliación proyectada, podría competir directamente con puertos de renombre en Estados Unidos y Panamá. La mención específica de una posible industria de astilleros añade un nivel de ambición que invita a soñar con Yucatán como un punto de referencia en el Golfo de México. Sin embargo, este sueño solo se materializará si las autoridades, tanto estatales como federales, cumplen con sus compromisos.
Es aquí donde el escepticismo de algunos es válido. Los yucatecos han esperado años para ver proyectos de esta magnitud convertirse en realidad. La administración pasada prometió mucho en relación con el desarrollo del puerto, pero al final no logró concretarlo. Este antecedente genera dudas, pero la diferencia ahora parece estar en la solidez de los compromisos. Sheinbaum ha sido clara al asegurar que el proyecto será una colaboración entre el Gobierno Federal, la Secretaría de Marina y el Gobierno de Yucatán, encabezado por Joaquín Díaz Mena. Esto marca un contraste con el pasado, y es una señal positiva para los que han seguido con cautela este tipo de anuncios.
Por otro lado, la presidenta también reconoció que la obra no será sencilla ni rápida. Se estima que tomará tres años completarla, debido a las dificultades técnicas del terreno. Aunque esta cifra podría parecer extensa, no es descabellada considerando la magnitud del proyecto. Después de todo, un puerto de altura requiere infraestructura especializada, y el éxito del mismo dependerá de la calidad y precisión de los trabajos. A pesar de la espera, es un horizonte que vale la pena tener en la mira, sobre todo cuando se contempla el impacto potencial en el crecimiento económico de la región.
El puerto ampliado no solo beneficiará el comercio de mercancías, sino también el turismo. Las terminales de cruceros, que ya forman parte importante de la actividad portuaria en Progreso, podrían recibir a los cruceros más grandes y lujosos del mundo. Esto aumentará la afluencia de turistas, lo que a su vez dinamizará la economía local, desde el sector hotelero hasta los servicios de transporte y restaurantes.
Por último, el proyecto también tiene un impacto significativo en el nearshoring, una tendencia que busca traer más inversión a América Latina y que ha cobrado relevancia en los últimos años. Con esta ampliación, Yucatán tiene la oportunidad de convertirse en un jugador clave en el panorama del comercio internacional, al facilitar la llegada de empresas que buscan ubicaciones estratégicas cercanas a Estados Unidos.
La ampliación del Puerto de Progreso es mucho más que un desarrollo portuario. Es una oportunidad histórica para Yucatán de elevarse a las grandes ligas de la inversión mundial.
Nota bene…
Desde la Agencia de Administración Fiscal de Yucatán (AAFY) nos informan que para el próximo año no se contempla ningún nuevo impuesto estatal para los contribuyentes. Ya también se trabaja en el nuevo presupuesto estatal.
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