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Productos chatarra imponen alimentación de los mayas

En las comunidades mayas al interior del estado se pierden costumbres por la migración a entornos urbanos, despojo o abandono de tierras y presencia de productos industrializados que sustituyen las dietas ancestrales.

Hoy en las comunidades llegan primero los distribuidores de bebidas embotelladas y alimentos empaquetados sobre las cuadrillas de salud para rescatar y mantener saludable a la población maya.

La nutrióloga Mónica Díaz, especialista en salud pública, nutrición y diabetes, convivió durante meses en distintas comunidades originales de la entidad para estudiar sus hábitos alimenticios, condiciones de salud, así como el consumo de hortalizas locales. Comenta que lamentablemente las costumbres ancestrales van en declive por la invasión de alimentos procesados comerciales.

Dejan de ser comunidades autosustentables por las condiciones de pobreza, ya no consumen sus siembras o animales de corral criados en casa y vemos la invasión del camión repartidor de refrescos, de otra de las frituras y el del pan ultraprocesado. Estas empresas tienen una red de distribución formidable para sus intereses, por encima de los gobiernos”, refirió.

Indicó que los remanentes de los mayas en este siglo dejan a un lado la riqueza nutrimental ente la exposición mediática y persuasiva de ingerir productos chatarra, así se relega la transmisión del conocimiento de generación en generación sobre plantas medicinales, huertos ricos en vitaminas, fuentes proteínicas con el riesgo también de perder recetas únicas.

Agregó que debería surgir de la sabiduría antigua el regreso del consumo de alimentos naturales desde comunidades rurales a entornos urbanizados como Mérida. Pero la persistencia a consumir alimentos saturados en calorías y grasas en sitios modernos ahonda la idea de estar en desventaja social.

 “La gente relaciona mucho los alimentos naturales con la pobreza cuando es todo lo contrario: la gente que come más natural es la que tiene más riqueza en su salud, vive mejor y tiene más oportunidades de crecimiento. La gente mayor vivía más porque no había esa disponibilidad a los alimentos chatarra, porque la gente comía natural, se alimentaba de lo que cultivaba en sus patios y no llenaban sus cuerpos de químicos”, sentenció.

Sobre la incursión de alimentos y preparaciones de otros estados que han permeado en los hábitos regionales, la nutrióloga no descalifico estas incursiones siempre y cuando enriquezcan el acervo cultural con información.

El hecho de que probemos alimentos de otros lugares no quiere decir que esté mal, pero no es todos los días. Los niños hoy en día no conocen los frutos, no saben que es una comida ancestral, porque ya todo es lo que viene embolsado o la torta”, advirtió.

Sostuvo que en su experiencia dentro de las comunidades del sur del estado sobrevive una gran riqueza culinaria, saben las señoras dónde encontrar plantas para casos de aparato digestivo, fiebre y fuentes alternativas de proteínas, pero el riesgo es que las nuevas generaciones al irse en busca de empleo a las zonas urbanizadas cortan el proceso de extender el conocimiento heredado de generaciones.

Fabio Fuentes

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