Por Darcet Salazar
Pobladores de asentamientos e invasión del sur de Mérida se enfrentan a enfermedades por falta de servicios públicos, además de carecer de oportunidades debido a su condición de vida.
La líder de los colonos, María Acosta Cen, destacó que, a pesar de haber sido ignorados por las anteriores autoridades municipales, confían en la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada. Ella ha mantenido un diálogo constante con ellos y les brindó apoyo cuando se desempeñaba como diputada.
Las inclemencias meteorológicas extremas afectan gravemente tanto a niños como a adultos mayores. Los pobladores han señalado que, debido a la fragilidad de sus viviendas, el agua de lluvia se filtra durante las tardes. Esta situación, sumada al calor y la exposición directa al sol por la mañana, provoca un choque térmico que puede resultar en enfermedades como gripe y tos, así como en otros problemas respiratorios.
Además, la falta de acceso a agua potable, junto con el contacto constante con agua sucia y lodo dentro de las casas, ha incrementado los casos de enfermedades estomacales en la comunidad.
Entre las principales enfermedades que padecen están las gastrointestinales y respiratorias, esto debido al contacto con la tierra húmeda o el intenso calor que hay en el sitio, pues la mayoría de sus casas son de madera, láminas e incluso lonas.
Por otro lado, la carencia de servicios básicos como agua potable, drenaje y electricidad es una de las principales preocupaciones en estas comunidades. Sin una infraestructura adecuada, la calidad de vida se ve gravemente afectada, lo que dificulta el acceso a oportunidades laborales y educativas. Esta situación se agrava por la marginación social, ya que los residentes tienen un acceso limitado a programas de desarrollo que podrían ofrecer formación y capacitación, generando así una escasez de recursos para mejorar sus opciones de empleo.
Acosta Cen, comentó que las áreas más privilegiadas de Mérida reciben una mayor inversión en infraestructura y servicios, dejando a los asentamientos del sur en un estado de abandono. Esto se traduce en una disminución de oportunidades laborales, exacerbada por la percepción de inseguridad que puede desalentar a las empresas de invertir o establecerse en la zona.
“Aquí carecemos de documentos que validen la propiedad de la tierra, porque no nos han regularizado. Esta situación dificulta el acceso a créditos, subsidios y otros apoyos del Gobierno que podrían ser fundamentales para el desarrollo de lugares como estos”, dijo.
Sin embargo, señaló que han tenido acercamiento tanto con personal del gobernador electo, Joaquín Díaz Mena y de la alcaldesa Patrón Laviada, por lo que esperan que su situación mejore.