Por Darcet Salazar
La temporada de ciclones en la entidad causa estragos en repartidores, diligencieros, taxistas en dos ruedas y motociclistas en general por sufrir accidentes que terminan en hospitalizaciones y por las costosas reparaciones de las unidades.
Los encharcamientos e inundaciones en varios puntos de la ciudad, así como en municipios conurbados como Umán, Kanasín y Progreso, ocultan grietas y baches en las calles, lo que elevan los riesgos para los repartidores, diligencieros, taxistas en dos ruedas y motociclistas en general.
La temporada de ciclones genera múltiples afectaciones que van más allá de los daños a la infraestructura, afectando de manera directa a quienes dependen de sus motocicletas para trabajar.
De acuerdo con el ingeniero vial René Flores Ayora, los accidentes han incrementado de manera alarmante en las últimas semanas; resultando en hospitalizaciones y costosas reparaciones para los afectados.
“Desde derrapes por lo resbaloso que queda el suelo, hasta caídas por atorarse la llanta en una grieta imperceptible, por más que uno vaya lento es riesgoso, por eso se pide que traigan la protección adecuada, iniciando con el casco y si es posible que se proteja el tórax”, enfatizó.
Las reparaciones para las motocicletas, que en algunos casos representan el único medio de trabajo de las personas, pueden oscilar entre los 2 mil y 6 mil pesos, dependiendo de la gravedad del daño. Sin embargo, el gasto económico no es el único costo que enfrentan.
Aquellos que han sido hospitalizados tras un accidente se ven obligados a dejar de trabajar por días o semanas, lo que complica aún más su situación económica.
“Si trabajo y me caigo o le pasa algo a la comida la pago yo o me voy al hospital, pero si no trabajo no como y he perdido una jornada que puede que yo gane más de mil 200 pesos o un mínimo de 800 pesos”, mencionó el repartidor Rafael Collí Ruiz.
Los municipios conurbados de Umán, Kanasín y Progreso son especialmente críticos, ya que las avenidas principales se ven colapsadas por el agua acumulada luego de cada tormenta.