El pájaro toh, o tohok, es una de las aves más fascinantes y emblemáticas de la península de Yucatán. Este ave, también conocida como “pájaro reloj” o “momoto”, destaca por sus plumas verdes y azules, así como por su distintiva cola larga que agita rítmicamente, simulando el movimiento de un péndulo. Esta característica le ha dado fama entre los habitantes locales y ha inspirado una serie de leyendas mayas que envuelven al tohok en un halo de misticismo.
Según la leyenda, el tohok no siempre fue un pájaro discreto y sabio. Cuenta el mito que, en tiempos antiguos, el tohok era un ave vanidosa que presumía su plumaje frente a las otras criaturas del bosque. Sin embargo, como castigo por su soberbia, los dioses mayas decidieron hacer su vuelo pesado y torpe. Para compensarlo, le otorgaron una belleza especial y una cola que se balancea en armonía con los ciclos de la naturaleza, ayudando al tohok a recordar que la humildad y la sabiduría son virtudes superiores a la vanidad.
Además de su simbolismo, los mayas creen que el tohok es un guardián de los cenotes y otros cuerpos de agua sagrados, lugares considerados portales al inframundo. Su canto, suave y distintivo, es visto como un aviso de buen augurio o como un recordatorio de que el respeto hacia la naturaleza y sus elementos es fundamental. Los cenotes eran, y aún son, considerados sagrados en la cultura maya, y la presencia del tohok es un recordatorio de esta conexión entre el mundo espiritual y el mundo natural.
Hoy en día, el pájaro tohok sigue siendo un símbolo de Yucatán y es muy apreciado por los habitantes de la región. Su belleza y su conexión con las antiguas creencias mayas lo convierten en un emblema de la identidad yucateca, recordándonos que en la naturaleza, cada ser tiene un propósito y una historia que contar. Observar un tohok en libertad es también una invitación a conectarnos con la sabiduría y las leyendas ancestrales que aún viven en el corazón de la península.