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Alrededor de 30% de los Mexicanos no duermen bien

Las mujeres de entre 25 y 30 años son las más afectadas por los trastornos del sueño.

La desinformación y la tendencia a considerar síntomas como el ronquido o el no descansar adecuadamente como algo normal agravan esta “enfermedad invisible”, advierten los especialistas.

Estudios y expertos coinciden en que el 30% de la población mexicana sufre de problemas para dormir, siendo las mujeres en ese rango de edad quienes presentan mayor afectación. Además, se ha identificado que la falta de descanso puede derivar en enfermedades graves como obesidad, diabetes, padecimientos neurodegenerativos, cáncer y sobrepeso, entre otras.

Su condición no solo impactó su salud, sino también su vida personal y profesional. La apnea le generó somnolencia diurna severa, una alteración comparable con la narcolepsia, provocando episodios de sueño en cualquier entorno. Esto hizo que algunos compañeros de trabajo se burlaran de ella. Aunque cumplía con sus responsabilidades laborales, sentía que “las personas eran muy severas, porque como no estás visiblemente enfermo y la gente no sabe cómo duermes, asume que no tienes nada”.

Ante la tendencia a normalizar estos trastornos, Leslie señala que existe un fuerte estigma y una gran falta de información sobre el tema. Considera que se necesita mayor sensibilidad, empatía y educación sobre estas “enfermedades invisibles”, ya que contar con más información “le puede salvar la vida” a muchas personas.

Un 30% de los mexicanos tiene trastornos del sueño

Yoaly Arana Lechuga, doctora en Medicina del Sueño y coordinadora del Centro Neurológico y de Sueño, advierte que el panorama sobre la calidad del sueño en México es preocupante, ya que aproximadamente el 30% de la población presenta algún trastorno del sueño.

Expertos señalan que este incremento se relaciona con la sobrecarga de responsabilidades que recayó en las mujeres durante la crisis sanitaria, como el cuidado de los hijos, la supervisión escolar y la violencia intrafamiliar, factores que contribuyeron a un aumento en los casos de insomnio.

Ante esta realidad, la especialista insta a la sociedad a tomar conciencia y a mostrar mayor comprensión hacia estos padecimientos, que muchas veces se minimizan o se toman a la ligera. También sugiere adoptar hábitos de higiene del sueño para mejorar el descanso.

“Hay que entender que el cuerpo funciona de una manera y si tú no le das su descanso vas a tener problemas que se pueden generar no solo físicamente, sino también socialmente”, afirma.

Además, recalca que la falta de sueño está relacionada con diversas enfermedades, ya que “mientras estamos dormidos se regula el sistema inmunológico, que nos va a defender ante cualquier proceso viral, bacteriano y patológico, y el cual se va a deteriorar si yo no duermo adecuadamente”.

Óscar Sánchez Escandón, presidente de la Sociedad Mexicana para la Investigación y Medicina del Sueño, coincide en que los trastornos del sueño pueden variar en gravedad, desde leves hasta severos, dependiendo del impacto en la calidad del descanso. También advierte que su alteración está estrechamente relacionada con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, abuso de sustancias y sobremedicación.

En conversación con este medio, Sánchez Escandón enfatiza que la apnea del sueño es uno de los trastornos más graves, ya que no solo interrumpe el descanso nocturno, sino que, con el tiempo, afecta órganos como el corazón, el sistema nervioso central, la microbiota intestinal y el sistema urinario. Estas alteraciones pueden aumentar el riesgo de enfermedades graves.

Por su parte, Arana Lechuga subraya: “Nos podemos enfermar más de lo que sea, simplemente por el hecho de no dormir” y recalca que el mal descanso incrementa la probabilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas.

Explica que, al estar despiertos, el cerebro acumula productos de desecho que pueden volverse tóxicos si no son eliminados. Durante el sueño, estos residuos son expulsados del sistema nervioso central, evitando su acumulación en el cerebro.

Sánchez Escandón coincide en que esta eliminación depende del correcto funcionamiento del sistema glinfático, un proceso de limpieza cerebral que se ve afectado por la falta de sueño y que puede favorecer el desarrollo de enfermedades como Alzheimer y Parkinson.

Arana Lechuga también advierte que dormir mal aumenta el riesgo de cáncer, en particular de mama en mujeres y de próstata en hombres, especialmente en quienes tienen horarios de sueño irregulares, trabajan en turnos nocturnos o realizan actividades que alteran sus ciclos de descanso.

Además, sostiene que la falta de sueño puede desencadenar enfermedades cardiovasculares y endocrinas como la diabetes, ya que “el metabolismo del azúcar es mucho más eficiente mientras estamos dormidos”.

El mal descanso también contribuye al sobrepeso y la obesidad. Durante el sueño se regulan las hormonas que controlan el apetito y la saciedad. La falta de sueño provoca un aumento en la producción de grelina, la hormona que estimula el hambre, y una reducción en la leptina, que induce la saciedad.

“Estas dos hormonas se invierten completamente, haciendo que tengamos más hambre y que la sensación de saciedad tarde más en aparecer, lo que se asocia con problemas endocrinos, crónicos y con sobrepeso y obesidad”, indica.

Arana Lechuga enfatiza que la desinformación es una de las principales causas de los trastornos del sueño, ya que muchas personas no identifican síntomas como los ronquidos como una señal de alarma.

Sánchez Escandón, por su parte, señala que estos problemas son multifactoriales, influenciados por el estrés, la ineficacia del sistema de salud, las desigualdades socioeconómicas y los malos hábitos.

Entre las recomendaciones para mejorar el descanso, Arana Lechuga sugiere establecer horarios regulares para dormir y evitar la exposición a la luz de pantallas al menos una hora antes de acostarse.

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