Entorno marino en Yucatán se recupera rápidamente tras impacto del asteroide Chicxulub
El hallazgo revela cómo el antiguo golfo de México aceleró su regeneración gracias a fuentes hidrotermales

Un equipo científico internacional, con participación de micropaleontólogos españoles de la Universidad de Zaragoza, descubrió un entorno marino excepcional generado tras el impacto del asteroide Chicxulub hace 66 millones de años.
El hallazgo, publicado en la revista Nature Communications, revela cómo el antiguo golfo de México se transformó en un ecosistema de rápida recuperación gracias a fuentes hidrotermales.
El asteroide, que cayó en lo que hoy es la península de Yucatán, ocasionó una de las mayores extinciones masivas de la historia, eliminando el 76% de la vida marina. Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que, dentro del cráter, el ecosistema se recuperó en solo 30,000 años, un fenómeno que ahora encuentra explicación.
La investigación, liderada por la geoquímica Honami Sato (Universidad de Kyūshū, Japón), identificó que el impacto generó fracturas masivas en el lecho marino, liberando fluidos ricos en nutrientes que estimularon el crecimiento de fitoplancton bacteriano. Este proceso aceleró la regeneración de la vida en la zona.
El estudio se basó en el análisis de isótopos de osmio en rocas extraídas del cráter y cuatro localidades cercanas. Los resultados mostraron que, mientras a nivel global los océanos se normalizaron en 200,000 años, en el golfo de México persistió una anomalía geoquímica por 700,000 años, evidencia de fuentes hidrotermales colosales.
El equipo de la Universidad de Zaragoza analizó foraminíferos planctónicos, microorganismos clave para reconstruir las condiciones ambientales de la época. Estos datos permitieron establecer una cronología precisa de la recuperación marina y confirmar una etapa de eutrofización (exceso de nutrientes) en las aguas superficiales.
Paradójicamente, el mismo impacto que causó una devastación global también creó un oasis marino en Yucatán, con condiciones únicas que favorecieron la vida. Este descubrimiento abre nuevas líneas de investigación sobre la resistencia de los ecosistemas ante catástrofes.
Los científicos planean extender el estudio a zonas como el mar Caribe y el Pacífico, para entender cómo se recuperaron los océanos a escala global.